google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: paleolítico
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14 de junio de 2012

El hallazgo de industria lítica confirma la ocupación prehistórica del interior de Tarragona

El hallazgo de un importante conjunto de herramientas de piedra en el yacimiento de Les Borres, en el municipio de La Febró (Tarragona), datadas hace entre 12.000 y 9.000 años ha confirmado la ocupación humana prehistórica del interior de la provincia.
Las rocas de sílex talladas confirman que los
humanos habitaron el interior de la provincia
hace más de 10.000 años.

El descubrimiento, llevado a cabo por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (Iphes), se ha realizado en la macizo de Prades, próximo a la cabecera del río Siurana, en un paisaje cárstico dominado por cañones, ha precisado el instituto en un comunicado.

En la zona, que está situada en una zona rodeada de paredes de 40 metros de altura y a 15 metros sobre el lecho del río, los arqueólogos han encontrado "numerosas rocas de sílex talladas", puntas para elaborar flechas y utensilios de cerámica, entre otros.

El yacimiento, además de contener restos paleolíticos, también conserva restos más recientes, incluidos los restos esqueléticos humanos que los investigadores estiman entre los siglos XVI y XVIII, a falta de confirmar por estudios posteriores.

"Les Borres tiene una gran extensión de forma que esperamos en un futuro próximo excavar zonas bien preservadas y más estratificadas que las documentadas" actualmente, ha indicado el arqueólogo del Iphes y codirector del sondeo, Josep Vallverdú.

(Fuente: Europa Press)

25 de enero de 2012

Cova de Valiña, un hito en el estudio del Paleolítico gallego

Hace cincuenta años, en 1962, una voladura con dinamita en una cantera de piedra caliza del municipio de Castroverde puso al descubierto el primer yacimiento paleolítico gallego ubicado en una cueva que fue objeto de una investigación sistemática. El hallazgo, por tanto, es el precedente más destacado de las excavaciones que se realizan actualmente en diversas cavidades de las sierras orientales lucenses, que han supuesto un avance importante en el conocimiento de la prehistoria remota del noroeste.
Excavaciones arqueológicas realizadas en los años ochenta.
Las excavaciones en este yacimiento no se llevarían a cabo hasta mucho más tarde, en la segunda mitad de los años ochenta. Pero los primeros materiales arqueológicos que proporcionó fueron recogidos poco después del descubrimiento de la cueva por el entonces director del Museo Provincial de Lugo, Manuel Vázquez Seijas, quien fue avisado por los propietarios de la cantera, que era explotada con procedimientos casi artesanales. Las piezas consistían en varias azagayas talladas en astas de cérvidos y un buen número de fragmentos de fósiles de diversas especies animales: oso de las cavernas, oso pardo, hiena, reno, zorro, ciervo, corzo, jabalí, caballo... Estos materiales fueron depositados en el museo lucense y los más importantes de entre ellos están expuestos al público desde hace bastantes años.
Estudio interdisciplinar
A partir de 1987 se llevaron a cabo tres campañas de excavación que supusieron el primer estudio interdisciplinar realizado en Galicia de un yacimiento prehistórico situado en una cueva. En estas intervenciones se utilizaron a la vez métodos de investigación arqueológica, paleontológica y edafológica.
Aunque el yacimiento había quedado muy dañado por la propia explosión que lo puso al descubierto, los trabajos dieron como resultado la recuperación de cerca de un centenar de artefactos líticos -depositados y expuestos en el Museo de Prehistoria e Arqueoloxía de Vilalba- y de numerosos fósiles animales. Los datos obtenidos en estas investigaciones fueron difundidos en publicaciones científicas y ayudaron en gran medida a incrementar el interés por el potencial arqueológico y paleontológico de las cuevas lucenses, cuya exploración se intensificó en las dos siguientes décadas.
(Fuente: La Voz de Galicia / Francisco Albo)

18 de enero de 2012

Hallan en la Cueva de Nerja (Málaga) el colgante más antiguo elaborado con un percebe

El descubrimiento de un grupo de investigadores de la UNED es el primer caso de ajuar localizado en la gruta y está datado hace unos 30.000 años 
El antecedente más primitivo hallado en la península ibérica de las actuales medallas o colgantes. Así se podría calificar el descubrimiento realizado en la Cueva de Nerja por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y de las universidades de Valencia y Salamanca. Un pequeño trozo de concha de un percebe, de apenas dos centímetros de longitud, es esta valiosa pieza de aquellos primitivos ajuares, que confirman que los hombres del Paleolítico Superior, hace ahora unos 30.000 años, ya daban valor simbólico a elementos de su vida cotidiana.
 La pieza, de apenas dos centímetros de longitud, fue localizada
 en excavaciones realizadas en los 80. 
:: E. C. 
«Estamos ante poblaciones con gustos similares a los nuestros, en las que se valoraba el adorno corporal, quizá con un significado que puede estar en relación con la identidad del grupo al que pertenecían, al igual que ocurre actualmente con los adornos que portan diferentes personas y grupos de personas en nuestra sociedad», explica Jesús Francisco Jordá Pardo, profesor contratado doctor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, quien pone como ejemplo los 'pins' que se colocan los jóvenes en sus vestimentas.
«El colgante sería utilizado como elemento de prestigio por parte de un integrante de aquel grupo humano que podría tener cierta importancia dentro de él, no sabemos si hombre o mujer. Pero, en cualquier caso debía ser un objeto que llamaba poderosamente la atención en el grupo, puesto que hasta la fecha no hemos encontrado nada parecido en ese momento, ni tampoco en momentos posteriores», continúa este especialista, quien añade que este colgante de percebe «significa que aquellos pobladores, que todavía no utilizaban los recursos marinos para su alimentación, sí que los usaban para su adorno corporal, con el riesgo que conllevaba su obtención».
El descubrimiento de esta pieza forma parte de un conjunto de elementos extraídos en las excavaciones realizadas en la gruta nerjeña con anterioridad a 1988, bajo la supervisión del profesor Francisco Jordá, ya fallecido, padre del docente de la UNED. Sin embargo, a pesar de que esta pieza se extrajo hace ya más de veinte años, su catalogación exacta y valoración histórica no ha sido posible hasta ahora, gracias a la labor de Jordá, junto a Bárbara Avezuela Aristu, doctoranda del Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la UNED, y los doctores Esteban Álvarez Fernández, investigador Ramón y Cajal del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca, y Emilio Aura Tortosa, del departamento de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Valencia.
Los resultados de este hallazgo han sido publicados en una monografía de la Universidad de Wroclav (Polonia) con el título de 'Written in bones', cuya traducción sería 'Escrito en los huesos'. Los investigadores destacan la importancia de los yacimientos arqueológicos de la Cueva de Nerja para el estudio de la vida de los cazadores y recolectores del final del Pleistoceno Superior, es decir, del final de la época glacial.
La costa, a cinco kilómetros
«Hasta la fecha no se habían encontrado en todo el Paleolítico Superior colgantes realizados sobre este material, que es una placa del extremo de un percebe que, además, debió ser de un gran tamaño. En otros yacimientos, en épocas más recientes, se han encontrado restos de percebes, pero probablemente fueron utilizados para la alimentación, nunca con huellas de manipulación para servir de colgante», explica Jordá.
Así, la pieza correspondería al periodo del Gravetiense, hace unos entre 30.000 y 28.500 años antes de Cristo, «en una época mucho más fría que la actual, con la costa a más de cinco kilómetros de la línea que hoy conocemos y el nivel del mar unos 120 metros más bajo que el que ahora alcanza en la zona de Nerja», matiza Jordá, quien explica que en esa época también se usaban adornos hechos con pequeños gasterópodos, esto es, restos de conchas y otras piezas marinas.
(Fuente: Diario Sur / Eugenio Cabezas)

21 de febrero de 2011

El yacimiento paleolítico de Alcolea de Tajo (Toledo) registra 1.500 piezas

Hace 10 años que se descubrió el yacimiento arqueológico de Puente Pino situado en la localidad de Alcolea de Tajo (Toledo) y cuya edad se estima en unos 350.000 años. 

Las labores de excavación, análisis, limpieza y clasificación de piezas las han llevado a cabo varios expertos acompañados por estudiantes y licenciados en Arqueología e Historia que desean conocer de cerca y ver cómo eran los utensilios y la forma de vida antepasada. Juan Rodríguez de Tembleque, codirector de las excavaciones, afirma que en los últimos años se han registrado una media de aproximadamente 1.500 -1.700 piezas. «Los yacimientos de esta época se cuentan con los dedos de una mano, aquí podemos encontrar utensilios de piedra como bifaces o hachas de mano, diferentes tipos de herramientas que utilizaron para poder alimentarse, picos, perforadores y una cantidad ingente de elementos», comenta Rodríguez.
Trabajos en el yacimiento de Puente Pino.

En el caso concreto de esta campaña, los datos son similares a los de ediciones anteriores y se han contabilizado del orden de unas 1.400 piezas. A raíz de estos trabajos, se ha llegado a un nivel donde se encuentra la mayor densidad de restos y, por ello, la próxima campaña comenzará directamente con el hallazgo de piezas arqueológicas.

Esta excavación se ha englobado dentro del proyecto de investigación ‘Primeros pobladores de Castilla-La Mancha en la cuenca media del Tajo’ y ha estado financiado por el Ayuntamiento de Alcolea del Tajo, por la Diputación, con 6.000 euros, y por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación, Ciencia y Cultura de la Junta de Comunidades, con otros 9.000 euros. 

La situación geográfica de este yacimiento es estratégica: se encuentra en la margen derecha del río Tajo, al final del cañón de Azután y frente a la desembocadura del río Uso. «Se trata de un campamento que por su situación nos hace saber que ocuparon durante mucho tiempo o era un lugar recurrente para quienes lo habitaban. El polen que hemos encontrado nos hace reconstruir el paisaje y ver que la situación era muy similar a lo que vivimos ahora», comenta el codirector y coordinador de las investigaciones.

Una vez terminada la campaña, prosiguen los trabajos de investigación y estudio de las piezas halladas, que serán después remitidas al Museo de Santa Cruz.