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31 de julio de 2015

Documentan un palacio ibérico de los siglos II - I a.C. en el Cerro de la Merced, en Cabra (Córdoba)

Los arqueólogos sacan a la luz un gran edificio con diez estancias en su planta baja, diferentes aterrazamientos y una escalinata monumental hasta el acceso principal del recinto palaciego donde se ha localizado el arranque de escalera para una segunda planta.
Fernando Quesada con el equipo de excavación al completo en ésta IV Campaña en el Cerro de la Merced. 
Los hallazgos realizados en esta IV campaña de excavaciones trascienden por completo la idea de que se trataba de un simple recinto fortificado ibérico. Según nos comenta Fernando Quesada, director de la excavación, "hoy podemos afirmar que nos encontramos frente a un complejo aristocrático o palacial de gran relevancia", como queda demostrado por la suma de los diferentes hallazgos realizados este año.

DIEZ HABITACIONES Y ESCALERA A PISO SUPERIOR
Las tareas de desescombro y excavación realizadas han permitido descubrir la existencia de un gran edificio de dos pisos, con hasta diez estancias muy regulares en la planta baja y muros de piedra y adobe conservados hasta en cuatro metros de altura. Precisamente en una de las estancias descubiertas junto al acceso principal  se ha encontrado el arranque de la escalera al piso superior. 

La existencia de esta segunda altura viene demostrada también, nos comenta Quesada, por el descubrimiento de mechinales a dos metros de altura en los muros en los que se sustentarían los soportes para una segunda altura del edificio, hoy colapsada y cuyos restos de derrumbe todavía ciegan una de las dependencias.
Fernando Quesada nos muestra los mechinales 
en los que se sustentaría la segunda planta del edificio.

Dentro de los espacios habitacionales descubiertos destaca por su singularidad una pequeña estancia, anexa a otra mayor, que también ha aparecido enlosada con lajas de piedra en su totalidad y que no dispone de ventilación ni aperturas al exterior con un vano de acceso que sólo permitiría la entrada de una persona. En opinión de Quesada, ésta habitación se podría corresponder con un lugar de culto.

MURALLA DE CUATRO METROS DE ESPESOR
Según Quesada el recinto fortificado se extiende sobre una superficie total de 700 metros cuadrados de los cuales la planta del edificio ocupa unos 400 metros cuadrados, que con esta segunda altura podría superar los 600 metros cuadrados habitables. Todo el edificio estaría protegido por una potente muralla de cuatro metros de espesor que en su parte exterior estaría formada por bloques ciclópeos de piedra y adosado a una muralla interior mediante carga de mampostería. 

Según nos comenta Quesada, toda la estructura palaciega y las cuatro esquinas de esta muralla fueron destruidas, con toda probabilidad por los ejércitos de Roma que controlaban el Valle del Guadalquivir y como consecuencia de algún desacuerdo con el señor, o príncipe de éste lugar. 
Escalinata de acceso al recinto palaciego desde los aterrazamientos 
de la cara sur hasta el acceso principal en la ladera este del edificio.

ATERRAZAMIENTOS Y ESCALINATA DE ACCESO
La importancia y complejidad de esta edificación -nos comenta Quesada- también vendría demostrada por el descubrimiento de diferentes aterrazamientos en la ladera sur del Cerro y el hallazgo de una escalera monumental perfectamente pavimentada con losas de piedra que, partiendo de estas terrazas, daría acceso al recinto por la cara Este del cerro, donde además se ha localizado el acceso principal. 



UNA SINGULAR MANILLA DE ESCUDO IBÉRICO
Precisamente en este acceso, en lo que vendría a ser el vestíbulo se ha descubierto una manilla de escudo ibérico elaborada en hierro forjado, y que por su singularidad, sólo hay otras tres documentadas del mismo tipo y dimensiones en los yacimientos de Fuente Tójar (Córdoba) y en los de Jumilla y Mula en Murcia.

En opinión de Quesada esta manilla, que estaba oculta entre los materiales constructivos de uno de los muros, tendría alguna funcionalidad religiosa o de protección, y es muy posible que perteneciera al ajuar guerrero de uno de los antepasados del príncipe ibérico, señor de este palacio, y en cuyo honor se erigiera el monumento que coronó la cima de este cerro en los S. IV o V a.C.

REUTILIZACIÓN DE MATERIALES
Nuevos hallazgos en la estructura constructiva del edificio confirman además la reutilización de materiales correspondientes al monumento documentado en campañas anteriores y datado entre los siglos V-III a.C. 
Detalle del enlosado en una de las habitaciones
descubiertas.


Con las tareas de desescombro han salido a la luz nuevas piezas del monumento que ocupó lo alto del Cerro de la Merced entre los siglos IV-V a.C. entre los que destacan una nueva piedra con gola, cuyo perfil casa perfectamente con la descubierta el pasado año, como nos ha demostrado Fernando Quesada, así como nuevos restos de molduras ("ovas") cinceladas a mano sobre la piedra.

Y es que, según nos cuenta Fernando Quesada, la cronología de ocupación del Cerro de la Merced es sin embargo muy anterior a estas fechas, ya que también se han documentado en el interior del recinto algunas industrias correspondientes al Bronce pleno o antiguo.

UN ESPACIO HABITADO A LO LARGO DE LA HISTORIA
La habitabilidad del Cerro de la Merced también se extiende a mucho tiempo después de que los romanos destruyeran el recinto palaciego e inutilizaran sus enormes murallas provocando el derrumbe de las cuatro esquinas de las mismas, ya que en este mismo espacio en el S. X aproximadamente también se reutilizó el emplazamiento con una atalaya árabe de vigilancia en el paso entre el valle del Guadalquivir y la depresión Priego-Alcaudete. 

También hemos comprobado como se han desplazado piedras desde sus emplazamientos originarios para construir rudimentarios habitáculos en épocas posteriores y cómo éste emplazamiento ha atraído la curiosidad de expoliadores a lo largo de la historia, destacando tres periodos de expolio sistemático como lo demuestran diferentes trincheras, una del S. XVII (que hemos datado gracias al hallazgo de monedas) y dos más del S. XX.