google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Ramiro I
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15 de diciembre de 2011

La fecha de construcción de San Miguel de Lillo, en duda por tres pruebas científicas

Las muestras de morteros originales datan la iglesia hasta casi dos siglos antes de lo manejado hasta ahora, en el reinado de Ramiro - Los especialistas, cautelosos, coinciden en la necesidad de un gran estudio arqueológico para documentar con rigor el arte asturiano

San Miguel de Lillo es una de las joyas del prerománico asturiano.
Los documentos dicen que la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, en el monte Naranco de Oviedo, fue construida entre los años 842 y 850, durante el reinado de Ramiro I (842 a 850). Los análisis de carbono 14 realizados sobre una veintena de muestras del edificio revelaron que tres de ellas, morteros originales, apuntan dudas razonables sobre estas fechas. La datación que ofrecen es, en uno de los casos, entre los años 680 y 870, un abanico en el que su construcción podría coincidir con la fecha oficial; en otro, entre el 670 y el 810 y, en el tercero, entre los años 660 y el 770. En muchas de las muestras, con un origen de caliza cocida, aparecen restos de madera carbonizada.
Las cronologías del carbono 14 tienen un arco temporal muy amplio. Pero prácticamente todos los expertos consultados coinciden en la idea de que los edificios prerrománicos asturianos están poco documentados arqueológicamente y necesitan un estudio más amplio.
«Mi primera impresión es de desconcierto, está muy claro que Ramiro I construyó la iglesia de San Miguel de Lillo y el palacio de Santa María del Naranco. Tal vez esos materiales procedían de edificios anteriores y se reutilizan en la construcción de San Miguel», apunta Javier Fernández Conde, catedrático jubilado de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo.


Y añade: «Es fundamental, yo diría que esencial, una excavación amplia, no sólo en el Naranco. No sabemos cuándo se construyó Bendones, sabemos poco de San Pedro de Nora, lo mismo que de Santa Cristina de Lena. El prerrománico está pidiendo a gritos dataciones científicas porque dan mucha luz sobre las cosas».


«Son datos extraordinariamente atractivos», señala Lorenzo Arias, profesor de la Universidad de Oviedo y autor de numerosos estudios sobre el Prerrománico. A propósito de estas nuevas cronologías, que él ya conocía, Arias recuerda el estudio de Luis Caballero sobre la estratigrafía del arte asturiano en el que se cuenta que en la primera construcción de San Miguel, antes del gran derrumbe del siglo XI, hay dos fases, probablemente debidas a una paralización o desaparición del taller que trabajaba inicialmente en el edificio. Se nota, sobre todo, en los modelos iconográficos. «En la reanudación de la obra de San Miguel, se traían materiales de Santa María. Muy probablemente hay que plantearse que San Miguel y Santa María no son del mismo taller ni tampoco del mismo constructor. Santa María está hecha «ex novo» y San Miguel no. Quizás haya que retrasar las dos, aunque con poca diferencia una de otra».


¿Pero construidas durante el reinado de Ramiro I? «Hay una tesis muy interesante que dice que el proceso final de Alfonso II fue con Ramiro I ya de rey; son datos que hay que valorar. A mi juicio, falta un parque arqueológico en el Naranco, hay que excavar sistemáticamente y sin fin».


Al laboratorio Beta Analytic Inc. de Miami, responsable de los análisis, se envió una veintena de muestras en el marco de las obras que se realizaron en San Miguel hace unos meses como primer paso para su recuperación integral, dirigidas y proyectadas por el arquitecto Fernando Nanclares. La Consejería de Cultura, a propuesta de los responsables de la obra, encargó un estudio previo y seguimiento petrológico de la intervención a la empresa GEA Asesoría Geológica y, una vez en marcha, se aprobó el envío de varias muestras al citado laboratorio para la prueba del carbono 14. Los resultados sorprendieron a los técnicos implicados en el proyecto, pero la presentación de los informes y el final de la obra coincidió con el final de la legislatura anterior y el cambio de Gobierno. El informe probablemente se archivó.


El propio Ramiro I, en la advocación que figura inscrita en el ara de San Miguel, cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias y una copia de la misma en Santa María del Naranco, dejó escrito: «...que mediante tu siervo Ramiro príncipe glorioso con la reina cónyuge Paterna renovaste esta morada consumida por la mucha antigüedad, y por medio de ellos edificaste este ara de bendición a la gloriosa Santa María (...)».
(Fuente: La Nueva España / Pilar Rubiera)

23 de junio de 2011

Un estudio identifica el gen de los reyes privativos de Aragón

Entre otros, se ha confirmado la autenticidad de los restos de Ramiro II "El Monje", en San Juan de la Peña y los de su madre, de su esposa Doña Sancha y sus tres hijas en el monasterio de las benedictinas de Jaca.
Un estudio de la Universidad de Zaragoza (UZ), apoyado por el Ejecutivo autónomo e Ibercaja, ha identificado el gen de los reyes privativos de Aragón, antes de la creación de la Corona, en 1137, y ha confirmado, entre otras cosas, la identidad de Ramiro II.
Ramiro II de Aragón, conocido como "El Monje".

   La investigación ha sido realizada por un equipo multidisciplinar sobre los restos de los reyes enterrados en Aragón. Se ha centrado en los análisis de los restos del Panteón Real de San Juan de la Peña, donde se encontrarían los restos de Ramiro I, Pedro I y Sancho Ramírez; en la Iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca, donde estarían enterrados Alfonso I el Batallador y Ramiro II; en el Monasterio de las Benedictinas de Jaca, donde estaría el sarcófago de Doña Sancha con los restos de las hijas de Ramiro I, Doña Sancha, Doña Teresa y Doña Urraca.

   Los resultados han sugerido la presencia de los restos de Ramiro I en San Juan de la Peña; confirman el enterramiento de su madre y de sus tres hijas en el sarcófago de Doña Sancha; la posible identificación de Alfonso I y constatan que la persona enterrada en el sepulcro de Ramiro II es este monarca.

   En rueda de prensa, el director general de Patrimonio, Jaime Vicente, ha presentado el resultado del trabajo, que ha permitido a historiadores, antropólogos, forenses y genetistas acumular una gran cantidad de datos sobre una época, la Edad Media, de la que en el caso aragonés solo se conserva el uno por ciento de la documentación que utilizaron los monarcas.

   Han encabezado esta investigación, que ha durado tres años, la catedrática de Medicina Legal de la Universidad de Zaragoza, Begoña Martínez Jarreta, directora del equipo multidisciplinar, y el catedrático de Historia Medieval, Carlos Laliena. El estudio abarca la monarquía privativa de Aragón, hasta la unión con la casa de Barcelona.
Sarcófago romano que contiene los restos de Ramiro II "El Monje".

   Jaime Vicente ha opinado que los resultados son "espectaculares" gracias a un proceso de investigación "modélico". Ha explicado que los historiadores no tenían la certeza de que los restos óseos depositados en el Panteón de San Juan de la Peña y la Iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca pertenecieran a la dinastía real, lo que la genética ha podido confirmar ahora.
   El director general ha señalado que los restos inhumados en los lugares mencionados estaban notablemente deteriorados, en parte por desmembramientos. También han influido las enfermedades que padecieron. "Era importante identificarlos y se ha hecho", ha dicho.

   "Podemos sentirnos orgullosos" por el éxito logrado, ha continuado Jaime Vicente, quien ha indicado que ahora se puede saber cómo se alimentan, cuáles son sus características y qué estrategia utilizaron para implantar su poder real.
Monasterio de San Juan de la Peña.

   Por su parte, Begoña Martínez ha explicado que las fuentes escritas situaban a Ramiro I (1035-1063), Pedro I (1094-1104) y Sancho Ramírez (1063-1094) en el Panteón del Monasterio antiguo de San Juan de la Peña y a Alfonso I (1104-1134) y Ramiro II (1134-1137, muerto en 1157) en la Iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca.    

   La investigación se ha extendido al sarcófago de Doña Sancha, en el monasterio de las Benedictinas de Jaca, donde se encuentran los restos de las hijas de Ramiro I, Doña Sancha, Doña Teresa y Doña Urraca.

   La catedrática de Medicina Legal ha declarado que, hasta la fecha habían fracasado numerosas investigaciones en otros países de Europa, como es el caso de la identificación de los restos de Santa Juana de Arco, en Francia, o Petrarca en Italia. En total se han investigado los restos de unos 70 individuos, "un número extraordinariamente elevado de restos", ha dicho Martínez.

   Aunque falta la confirmación de la prueba de carbono 14, este estudio ha encontrado "firmes evidencias" de que Ramiro I está enterrado en el Panteón de San Juan de la Peña. En el caso de Alfonso I, en cuya tumba de San Pedro el Viejo hay varios individuos, dos de ellos son candidatos por diversos indicios para ser Alfonso I. Por los resultados de los análisis genéticos y las patologías que presenta uno de los dos esqueletos, los investigadores están razonablemente seguros de haber encontrado al rey.
Convento de las benedictinas de Jaca.

LAZOS FAMILIARES
   Los restos hallados en San Juan corresponden a un grupo "compacto" de personas cuyos restos fueron inhumados en tumbas excavadas en la roca durante los siglos IX y X, en todo caso antes de la refundación del monasterio, en 1025.  

   Este grupo mantiene entre sí lazos familiares, así como características físicas y genéticas. Algunos de ellos son guerreros, dada su anatomía, las lesiones y su "elevadísima talla", 1,80 centímetros, algo anormal en la época.

   Se ha obtenido el perfil genético de 18 individuos. Asimismo, los investigadores han estudiado al cromosoma 'Y' de varios varones enterrados en el Monasterio de San Juan de la Peña, un perfil típico del Pirineo y de la zona atlántica de Francia y España.

  •    Los datos que ofrecen estos restos son "coherentes" con los obtenidos de los restos de Ramiro I y Ramiro II, en lo referente a genética, data, dieta y alimentación.


   La dieta de estas personas incluía un alto consumo de carne, que se incrementó con el paso de los siglos, ha dicho Begoña Martínez.

ENFERMEDADES
   El antropólogo José Ignacio Lorenzo ha expuesto que en los restos que corresponden a Alfonso I se advierte una operación quirúrgica para extraer la muela del juicio. También presenta un desarrollo muscular de todos la clavícula y el brazo, algo que los investigadores relacionan con el uso de la espada.

   Asimismo, tenía artrosis generalizada, en especial en toda la columna vertebral, como consecuencia de su importante actividad física y el estrés de las grandes cabalgadas.

   Ramiro II medía entre 1,60 y 1,61 metros, ha indicado Lorenzo, quien ha aclarado que "no eran superhombres, sino aragoneses". En todo caso la talla de los restos encontrados es más elevada que la media de la época. Este rey tenía gingivitis expulsiva, depósitos de sarro, artrosis y escoliosis.

   En el caso de Doña Sancha, en el sarcófago se han encontrado restos de nueve individuos diferentes, algunos de los cuales son intrusiones, esto es, restos extraños al enterramiento oficial.

   "Con alta seguridad" y de forma "muy probable", los restos encontrados en el sarcófago de Doña Sancha corresponden a las hijas de Ramiro I y la abuela de las tres. También hay restos de otras mujeres y de niños.

"UN PASO ADELANTE"
   El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, Carlos Laliena, ha precisado que la información de que se dispone sobre la época es "muy limitada", por lo que este estudio supone "un paso adelante muy grande".

   La importancia del estudio radica en que no se conocen hechos de menor importancia, sino cómo se organizaba la familia real, cómo exhibían su carisma, "imprescindible para ejercer su poder", cuando la política se basaba en los vínculos "entre un puñado de jefes de guerra", lo que exigía "desarrollar un sofisticado protocolo entre nobles y reyes". De esta forma, "los rituales eran muy importantes", ya que los reyes debían ocupar una posición diferente a los nobles.
Sepulcro con los resto de Doña Sancha, en el monasterio
de las benedictinas de Jaca.

   El medievalista ha comentado que ha habido "muchísimos problemas" para realizar los análisis, puesto que los restos a analizar no son momias, que están más conservadas, sino huesos profundamente mineralizados.

   Se han usado nuevas aplicaciones y tecnologías como la virtopsia, y se ha desarrollado un nuevo protocolo de extracción de ADN antiguo que podría sentar la bases de esta nueva línea de investigación.


(Fuente: Europa Press)