google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: cultura castreña
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25 de julio de 2013

La magnetometría revela estructuras ocultas en el yacimiento de El Castillón (Zamora)

El yacimiento de El Castillón, situado en Santa Eulalia de Tábara (Zamora), guarda estructuras aún no descubiertas por los arqueólogos que han trabajado en la zona durante cinco campañas según los estudios de magnetometría realizados en los últimos días. La Asociación Zamora Protohistórica reanudará las excavaciones en el castro zamorano de época tardoantigua con 45 participantes de seis países
Trabajos de magnetometría en el yacimiento de El Castillón. FOTO: Zamora Protohistórica
La información del subsuelo obtenida mediante esta tecnología podrá ser contrastada gracias a los nuevos trabajos de excavación que la Asociación Zamora Protohistórica desarrollará entre el 5 y el 30 de agosto de 2013. 

“La magnetometría ha permitido descubrir algunas estructuras que no eran perceptibles en superficie, como muros localizados a gran profundidad, derrumbes de las viviendas e indicios de niveles de incendio”, explica a DiCYT Jose Carlos Sastre Blanco, que junto a Patricia Fuentes Melgar y Óscar Rodríguez Monterrubio, dirige el Proyecto de Investigación y Difusión del Patrimonio Arqueológico Protohistórico de la Provincia de Zamora (P.I.D.P.A.D.Z.).

Esta tecnología se basa en la detección de variaciones locales en la intensidad del campo magnético terrestre, conocidas como anomalías magnéticas. Dichas variaciones pueden tener una explicación geológica, pero también un origen humano, por lo que la magnetometría resulta útil en investigaciones arqueológicas para hallar indicios de construcciones.

Qué detecta un magnetómetro

Cuando se investigan restos arqueológicos que están bajo la superficie, materiales como la piedra caliza o las arcillas que conforman los adobes poseen una susceptibilidad magnética baja, explican los expertos de la empresa Arbotante, por lo que ofrecerán un magnetismo inferior al que caracteriza los sedimentos que le rodean haciendo posible de este modo detectar muros y estructuras con esta técnica. Por el contrario, hoyos, zanjas y fosas estarán rellenos de tierra húmica, carbones, fragmentos cerámicos, elementos todos con un alto grado de susceptibilidad que, por tanto, arrojan unos niveles magnéticos superiores a los depósitos geológicos que los rodean y que quedarán reflejados en el magnetómetro como alteraciones magnéticas positivas.

Todo esto se conoce como magnetismo inducido, pero existe otro fenómeno magnético más conocido y aplicado desde hace más tiempo en la Arqueología, la termomagnetización remanente. Hornos, hogares y suelos de barro quemados están hechos generalmente con arcilla y ésta contiene, en menor o mayor medida, partículas de óxido de hierro que al calentarse se convierten en magnetita o megatita, materiales con un elevado grado de magnetización, por lo que ofrecen al magnetómetro un fuerte contraste respecto al campo magnético de su entorno.

El objetivo es tener la mayor información posible antes de excavar para seleccionar los lugares más adecuados de acuerdo con los objetivos científicos. En este caso, “los resultados obtenidos proporcionan un primer acercamiento de los estratos arqueológicos antes de comenzar la excavación”, señala Jose Carlos Sastre, que junto con el resto del equipo de investigación podrá comprobar en las próximas semanas si la prospección mediante magnetometría se corresponde con la realidad en cuanto a muros o estructuras de combustión. 


Hornos metalúrgicos,
viviendas, cerámicas,
pendientes y botones
de hueso
Gráfico del subsuelo resultado de un estudio de magnetometría.
Foto: Arbotante.
Gracias a los trabajos realizados durante cinco veranos consecutivos a orillas del río Esla, entre 2007 y 2011, en el yacimiento de El Castillón se ha descubierto una muralla muy bien conservada, dos hornos metalúrgicos y una vivienda con tres habitaciones, dedicada una de ellas al almacenamiento de productos. También se encontraron magníficos materiales como cerámicas de gran calidad, pendientes o botones de hueso pertenecientes a la Edad del Hierro y sobre todo a un asentamiento tardorromano del siglo V d.C. Todo ello aporta muchísima información acerca de una época histórica muy poco documentada, especialmente en esta zona, de manera que tiene un extraordinario valor científico.

Un proyecto que sobrevive gracias a la microfinanciación
Sin embargo, la falta de financiación paralizó el proyecto en 2012, que se retoma ahora gracias a una iniciativa de microfinanciación ocrowdfunding por la que decenas de personas han apoyado el proyecto, que ha conseguido recaudar más de 3.500 euros. Por eso, en esta próxima campaña participarán unas 45 personas, procedentes de seis países: España (Galicia, Asturias, Castilla y León, Madrid, Cataluña, Castilla La Mancha, Extremadura, Aragón y Andalucía), Francia, Italia, Tanzania, Brasil y Portugal. Se trata de voluntarios vinculados con la arqueología, en su mayoría jóvenes estudiantes, que no sólo contribuirán con su esfuerzo, sino que tendrán la oportunidad de conocer la provincia de Zamora y su riqueza natural y cultural.

Esta vez “los objetivos se centran en finalizar la excavación en las últimas habitaciones de la gran estructura habitacional, situada en la zona central del poblado; ampliar el área de excavación del sector metalúrgico; estudiar las estructuras relacionas con el procesado y fabricación de útiles de hierro; y realizar un pequeño sondeo en una de las estructuras habitacionales del Sector Sur que nos permita continuar con las excavaciones en el futuro”, señala Jose Carlos Sastre.

7 de junio de 2013

Una autovía pone en peligro el castro y la necrópolis de Coeses (Lugo)

Los elementos localizados durante las obras de la autovía Santiago-Lugo, han sido calificados como un "hallazgo excepcional", dado que "permiten comenzar a despejar" la "gran incógnita sobre lo que hacían los castreños con los muertos".
El tercer trazado planteado para la autovía pasaría por encima
de la necrópolis destruyéndola.
Foto: La Voz de Galicia.
Varios grupos culturales de la ciudad de Lugo han expresado su preocupación por el conjunto arqueológico singular localizado en Coeses (en el municipio de Lugo), en la zona de obras de autovía de Santiago, la A-54.

La excavación, realizada en una zona muy próxima al lugar en el que también se encontró un castro, ha sacado a la luz una estructura singular, nunca vista antes en Galicia y que guarda similitud con algunos yacimientos funerarios del norte de Europa.

Así, la asociación Cultura do País presentó una solicitud de información a la Dirección Xeral de Patrimonio y al Ministerio de Fomento para que se aclaren los planes respecto al hallazgo.

De su lado, la asociación cultural Lugo Patrimonio remitió un escrito a la Consellería de Cultura en el que reclama que la Dirección Xeral de Patrimonio que adopte las medidas necesarias para "garantizar la unidad" del conjunto.

"Un hallazgo excepcional"

La asociación muestra su "preocupación" por el futuro del "singular y extraordinario conjunto arqueológico" formado por el Castro Valente y la necrópolis de inhumación e incineración situada en la Chousa de Rodeiro. Estos elementos, localizados durante las obras de la autovía Santiago-Lugo, han sido calificados como un "hallazgo excepcional", dado que "permite a comenzar a despejar" la "gran incógnita sobre lo que hacían los castreños con los muertos".
  • De hecho, según los expertos citados por Lugo Patrimonio, ambos elementos constituirían un único hallazgo arqueológico, que, de continuar las obras por el trazado actual, "quedaría dividido en dos partes", el Castro de Valente por un lado y la Chousa por otro, "y la autovía por el medio, destruyendo la necrópolis de inhumación", censuran.
Castro y necrópolis
Lugo Patrimonio explica que el yacimiento de Coeses está formado por un castro (Castro de Valente), un recinto circular cerrado mediante un parapeto (Chousa do Rodeiro o Chousa do Castro) y una necrópolis de inhumación. Señala que los tres elementos citados probablemente constituyen un único yacimiento. El castro -recuerda- estuvo a punto de desaparecer debido a las obras de la autovía, pero se salvó al cambiar el trazado. Añade: «A Chousa do Rodeiro é un sitio arqueolóxico único, composto por un recinto circular que mide uns 60 metros de diámetro e está defendido por un parapeto. Neste recinto apareceron unhas grandes olas de cerámica, con posibles restos de incineracións, que constituirían os primeiros enterramentos deste tipo que se coñecen en Galicia». El segundo trazado -señala- afectaba a la necrópolis, y, como se trata de un hallazgo excepcional, Fomento decidió otro cambio.

Enterramientos

Entre los dos ámbitos reseñados, los arqueólogos -indica Lugo Patrimonio- hallaron una necrópolis de inhumación. Explica: «Trátase dun espazo delimitado por gabias e alineacións de pedras no que se atopan unhas cavidades circulares de aproximadamente 1,5 metros de diámetro. Os arqueólogos aseguran que estas cavidades son enterramentos de inhumación, aínda que non se conservan restos óseos debido á acidez do solo. Si se atoparon, en cambio, olas de cerámica que formarían parte do enxoval funerario». El tercer trazado de la autovía, el actual -dice- pasa sobre la necrópolis y la destruirá. De ahí la petición de la citada asociación a la consellería para salvar «un patrimonio que ten máis de 3.000 anos».

3 de junio de 2013

Las excavaciones en Monte do Castro se amplían hacia el exterior de las murallas

Este año se trata de descubrir la verdadera entidad de este poblado celta del S. V a.C., cuya estructura puede asemejarse a otras de épocas más avanzadas, al contener un núcleo urbano muy denso en el interior de las murallas y más disperso en los alrededores, en la falda del monte.
Topógrafo realizando estudio del terreno en Monte do Castro.
Foto: Iñaki Abella
Las excavaciones en el Monte do Castro entran casi de lleno en su cuarta fase, esta vez por un año, con el objetivo de cubrir la máxima superficie posible, si bien la máxima atención se presta al desbrozado y limpieza de escombros, con el fin de determinar los niveles de seguridad, en especial parapetos y fosos, así como descubrir las imponentes vistas desde el recinto.

Gracias a ello se descubren también nuevas estructuras del asentamiento al ampliarse la actuación al área extramuros, lo que sin duda va a ofrecer una nueva visión de conjunto sobre la población que lo habitó.

Entidad del poblado celta

Situado en uno de los puntos estratégicos de la comarca, los expertos consideran que se trata de uno de los núcleos importantes de población de O Salnés (Pontevedra), cuyos inicios se remontan a los últimos años del siglo V antes de Cristo y se estima su fin allá por el siglo I de la presente Era.

Ahora se trata de descubrir la verdadera entidad de este poblado celta, cuya estructura puede asemejarse a otras de épocas más avanzadas, al contener un núcleo urbano muy denso en el interior de las murallas y más disperso en los alrededores, en la falda del monte.

De hecho, la zona excavada en las tres primeras fases muestran una gran compactación en la zona interior, es decir dentro de la muralla con al menos una quincena de viviendas, una enorme casa-patio que ocupaba casi un quinto de la superficie, así como zonas de trabajo, almacenes y otro tipo de estructuras del tipo metalúrgico.

La excavación cumple tres años ininterrumpidos, por lo que ya tiene mucho que visitar, aunque para un profano siga siendo difícil la interpretación de esta antigua urbe, aunque la cartelería ya está prevista.

Los distintos equipos de arqueólogos y trabajadores especializados que coincidieron en Besomaño han tenido jornadas intensivas, tanto para el descubrimiento de las estructuras, como luego para realizar tareas de drenaje y consolidación de todos los restos que sobreviven después de más de veinte siglos de historia.

Así hay las típicas cabañas circulares, con forma oval y también rectangulares e incluso a modo de semicírculo. Determinar la época exacta de cada uno es prácticamente imposible, pese a que incluso se han empleado técnicas de carbono 14, que aproximan bastante las épocas en las que se ha hecho uso de un material concreto.

Restos de diferentes etapas

Una de las características especiales de esta urbe celta es que conserva restos de las muy distintas etapas de formación del mismo.

En algunas cabañas se pueden ver hasta tres épocas superpuestas de construcción, ya que se solían aprovechar las cimentaciones de las anteriores etapas para realizar las más modernas.

Si las viviendas y estructuras industriales halladas son importantes en la morfología interior del castro de Besomaño (Ribadumia) hay también otras construcciones que denotan la enorme importancia que tuvo ese poblado en el conjunto de la comarca.

Becarios colaborando en las excavaciones del yacimiento castreño
que cumple tres años de excavaciones ininterrumpidas. Foto: Iñaki Abella.

De hecho, uno de los hallazgos más importantes de la última etapa de las excavaciones es el imponente muro que rodeaba la metrópoli, con una enorme entrada desde la que se dominaba visualmente todo el valle.

Reconstrucción de la muralla

En estos momentos, con la intervención de arquitectos expertos se llevan a cabo obras de reforzamiento de la ladera sobre la que se asienta esta muralla. La labor consiste en la colocación de sacos terreros en la falda de la montaña, con el fin de evitar los derrumbes que básicamente provoca la simple ley de la gravedad.

Una vez que se consolide el terreno será posible la reconstrucción de la muralla, de 82 metros de longitud aproximadamente, por seis de ancho y unos dos metros y medio de alto.

Asimismo se localizó la entrada al castro, algo de lo que se enorgullecen los arqueólogos pues no se trata solo de un hueco de paso sino que guardaba unas características de monumentalidad, y que incluso estaba coronada por un ídolo de piedra protector, que será exhibido en el Museo de Pontevedra.

Puerta de entrada al castro

La entrada cuenta con una calzada de piedra, parte de cuyo enlosado se conserva en bastante buenas condiciones.

En este momento, el equipo de arqueólogos está llevando a cabo una importante actuación en esta entrada exterior del castro, pues se comprobó que continúa el trazado hacia el norte.

El otro nivel importante de actuación que se está llevando a cabo ahora es en la croa del Monte do Castro.

Cierto que en esta superficie solo se ha continuado con una excavación muy superficial, en la que se descubren algunos muros que pueden pertenecer a viviendas o edificios de uso público de los antiguos pobladores,

¿Un santuario celta?
Este punto del castro es uno de los que serán examinados con las máximas expectativas, pues desde el primer momento se baraja que puede haber algún santuario o edificio público.

Así en esta cima del monte se encuentra la denominada "Pedra da Santa", ubicada en dirección al orto, cuando el sol era una de las deidades más veneradas.

(Fuente: Faro de Vigo / A. Touriño)

6 de mayo de 2013

Los arqueólogos retoman la actividad en el Chao Samartín (Asturias) tras cuatro años de parón

La actividad regresa este verano al Chao Samartín (Grandas de Salime), uno de los yacimientos castreños del noroeste peninsular de mayor riqueza patrimonial y de más larga ocupación en el tiempo. El objetivo es detener el proceso de degradación de las estructuras, e iniciar la consolidación de las ruinas, lo que se llevará la mayor parte del presupuesto de 60.000 euros destinados al castro.
Imagen de archivo de las excavaciones en la "domus" romana
del Chao de Samartín. Foto: La Nueva España.
La Consejería de Cultura quiere desarrollar un ambicioso plan de actuaciones que se iniciará con la consolidación y conservación del yacimiento, atendiendo especialmente a las estructuras de la casa romana («domus»), cuya excavación fue interrumpida hace cuatro años «por razones no científicas», y que en la actualidad muestra el deterioro de tres años de abandono expuesta a las inclemencias meteorológicas.

Adolfo Rodríguez Asensio, director General de Patrimonio, es partidario de «pasar página» y olvidar desagradables episodios que «frenaron el desarrollo de un yacimiento de proyección social y científica indiscutible». «En este momento», sostiene, «lo importante es mirar al futuro y apostar por el potencial cultural que el Chao Samartín contiene». Por eso han optado por iniciar este mismo verano los trabajos, con el objetivo de detener el proceso de degradación de las estructuras, e iniciar la consolidación de las ruinas, lo que se llevará la mayor parte del presupuesto de 60.000 euros destinados al castro.

 "Sala externa" del Museo Arqueológico de Asturias
El dinero restante se invertirá en otra de las actuaciones que quedaron pendientes cuando el Ayuntamiento impidió a los arqueólogos el acceso a la instalación museística del castro donde se estaban reuniendo los materiales dispersos en varios almacenes. Ahora la idea de Rodríguez Asensio es retomar esa actividad como primer paso para convertir el museo del Chao en una sala externa del Museo Arqueológico de Asturias.

El novedoso plan busca potenciar al máximo las instalaciones, dándoles rango de museo y pasando a formar parte y depender a todos los efectos, y a pesar de la distancia que los separa, del Museo Arqueológico. Así lo confirma Asensio, que comenta que esta apuesta incluye realizar «un planteamiento museográfico moderno y comprometerse con una instalación lo suficientemente importante como para no dejarla navegar sola».
El desarrollo del plan incluye la firma de un convenio, que ya se está preparando, con el Ayuntamiento de Grandas, propietario del edificio que ocupan en la actualidad los materiales arqueológicos de titularidad regional.

Aportes de otros yacimientos
La aspiración de tomar las riendas del equipamiento museístico del castro no tiene otra intención que «sacar partido a los contenidos de alto valor patrimonial que alberga», comenta Asensio, convirtiéndolo en «un centro atractivo para el visitante, pero también, sobre todo, útil para los investigadores», no en vano uno de los motivos de su creación fue que sirviera de lugar de trabajo, custodia y conservación de la colección arqueológica del castro, enriquecida con los aportes de los otros yacimientos de la cuenca del Navia-Eo: Taramundi, Pendia, Monte Castrelo de Pelou y Coaña, entre otros.

Sin duda, la estrella de la zona es el Chao Samartín, un asentamiento habitado ininterrumpidamente desde la Edad del Bronce que tuvo su momento de mayor relevancia durante la ocupación romana en el primer siglo de nuestra era. Fue a partir de la segunda mitad del siglo I una villa vigorosa que ejerció como capital administrativa bajo el dominio del Ejército romano en una comarca directamente implicada en la explotación de yacimientos auríferos.

Ocho siglos de Historia encerrados en el Chao
El Chao encierra al menos ocho siglos de historia del suroccidente asturiano, una herencia patrimonial a la que la Consejería de Cultura ve posible sacar rentabilidad en el plano social, científico y docente. La vinculación a la docencia es otro de los propósitos a más largo plazo del director de Patrimonio.

Asensio quiere implicar a la Universidad de Oviedo para desarrollar en la zona «el embrión de una auténtica escuela de arqueología a la que los estudiantes de Prehistoria podrían acudir a realizar las prácticas que exigen los estudios de Prehistoria acogidos al "plan Bolonia"». Es una idea ambiciosa pero no descabellada, porque en España ya funciona ligada a importantes yacimientos arqueológicos. Mientras llega ese momento, se piensa en favorecer el desarrollo de tesis y tesinas, así como la realización de cursos y otras actividades docentes.
Para proceder a la aplicación del paquete de medidas al que aspiran desde Cultura también cuentan con formalizar un marco jurídico que permita una gestión razonable del conjunto.

"Sello Cultural de Europa" por la UNESCO
El director de Patrimonio sostiene que merece la pena apostar por el castro, porque cuenta con innumerables posibilidades que se deben desarrollar de cara al futuro y en beneficio del territorio en le que se enclava. A todo ello añade la intención de retomar una aspiración de Ángel Villa, el arqueólogo que dirigió en los últimos años las excavaciones, para conseguir a través de la UNESCO el «Sello cultural de Europa», que se concede a lugares destacados, así como la categoría de «Itinerario cultural europeo» para los castros del noroeste peninsular.

Todo ello contribuirá a potenciar la zona y a dar a conocer un patrimonio de primer orden. De momento, lo primero es desatascar un proyecto científico interrumpido hace cinco años, garantizar la preservación de las estructuras del yacimiento y reunir los materiales dispersos aunque, en su mayor parte, inventariados.

(Fuente: La Nueva España / M.S. Marqués)

22 de febrero de 2013

Hallado un escenario de las guerras cántabras en Valdeolea

Los trabajos de investigación llevados a cabo en el Monte Ornedo revelan que el mayor castro cántabro conocido por el momento fue asaltado por las legiones romanas dirigidas por Augusto
Recreación del castro cántabro de Santa Marina en Monte Ornedo (Valdeolea). Foto: Diario Montañés.
Las sucesivas campañas de excavación arqueológica que se están llevando a cabo en el yacimiento de Santa Marina en Monte Ornedo (Valdeolea) han permitido comprobar que el castro que se levantó en el lugar, con una extensión de 19 hectáreas, constituyó el poblado fortificado de la etapa prerromana más extenso que se conoce en Cantabria.

Las prospecciones realizadas arqueológicas han puesto al descubierto que en la falda este del monte pudo haberse desarrollado un episodio de enfrentamiento inscrito en las Guerras Cántabras.

Una teoría que, según ha informado el Gobierno de Cantabria en un comunicado, avalan los materiales bélicos; los objetos metálicos rotos pertenecientes a la indumentaria, como las fíbulas con que se sujetaban los mantos a las túnicas, un remate de un distintivo de caballería de raigambre indígena, placas, etcétera, concentrados en una zona muy concreta, en las inmediaciones de la puerta incendiada del castro.

La destrucción de la muralla de piedra del gran poblado prerromano guarda relación, además, explica el Ejecutivo, con la creación de nuevas fortificaciones de campaña que responden a la técnica militar romana: dobles fosos excavados en el terreno y contrafosos o parapetos de tierra que se alzaban con el material extraído de los fosos, delatan la presencia de las tropas romanas. 


Se trata de una técnica "inequívoca" para los investigadores: los terraplenes de tierra superaban los cuatro metros de altura desde la base del foso, y se remataban con empalizadas. En lo alto los legionarios vigilaban y defendían la posición si fuera preciso ante un eventual ataque. Las dataciones de carbono 14 han permitido comprobar también que se trata de fortificaciones del momento de las Guerras Cántabras.  

Entre los años 26 y 25 a.C. se desarrollaron las ofensivas romanas mejor conocidas, siendo la primera de estas campañas comandada directamente por el emperador Augusto, por lo que se tiende a aceptar su presencia en el teatro de las operaciones de territorio cántabro.

Clavijas de las tiendas de campaña o los clavos de las sandalias de los legionarios son algunos de los objetos que se han recuperado durante los trabajos, pero también un puñal con remaches de plata o un proyectil incendiario de catapulta.

Todo parece indicar que el castro cántabro fue tomado al asalto e incendiado y que, sobre el lugar, se estableció un campamento de campaña. Posteriormente, pudo quedar una guarnición más estabilizada durante un tiempo no determinado. Las fortificaciones muestran dos fases, la de campaña temporal, que levantó estructuras de tierra, y otra posterior en la que las defensas se protegieron con un paramento exterior de piedra.

Otras evidencias

Todas estas nuevas evidencias sobre la presencia de las legiones romanas en la zona se suman a las que ya existían. En particular, a los hallazgos de prácticamente una veintena de términos augustales, los mojones que deslindaban los prados de la Legión IV Macedónica y el territorio de la ciudad de Julióbriga. Tres de ellos aparecieron a finales del siglo XIX como parte del material de construcción de la ermita dedicada a Santa Marina que daba nombre al monte.

Comúnmente se acepta que la legión se estableció en tierras palentinas, quizá en Herrera de Pisuerga, por lo que se podría relacionar a Santa Marina con Julióbriga, teoría que no puede darse aún por confirmada, pero que ahora cuenta con nuevos argumentos de apoyo a juzgar por los hallazgos del castro amurallado y del campamento y la guarnición romanos.

A los pies del monte, el yacimiento romano de Camesa-Rebolledo va viendo también progresar las excavaciones arqueológicas en el marco del mismo proyecto de investigación. Se trata del núcleo romano de población civil que sucede al castro durante los tres primeros siglos de la era cristiana.

El proyecto de investigación arqueológica se desarrolla en el marco de un Taller de Empleo de la Consejería de Economía, Hacienda y Empleo y el Ayuntamiento de Valdeolea, coordinado con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, a través del Museo de Prehistoria y Arqueología

17 de diciembre de 2012

Pontevedra tendrá un Centro Arqueológico de Cultura Castreña

Un equipo analizó fortificaciones en todos los concellos mediante un sistema con georradar, pionero en Europa - El complejo para la Cultura Castreña, incluído en el proyecto depoDeza y dotado con 5,6 millones de euros, se instalará en Lalín o en Liñares, donde se catalogarán restos arqueológicos de la provincia.
Los técnicos han terminado el trabajo de campo relativo a la inspección de una docena de castros en los seis municipios de la comarca de Deza (Pontevedra). Estas fortificaciones fueron seleccionadas por distintas cuestiones para tener una referencia sobre la riqueza patrimonial de este tipo de fortificaciones milenarias, de las que solo en Lalín están catalogadas más de una treintena.
Roger Sala explica el funcionamiento del georradar a las autoridades
desplazadas hasta Quintela. Foto: Bernabé / JavierLalín 

El proyecto forma parte del plan depoDeza, que cuenta con un presupuesto de 5,6 millones de euros, de los que el 70% proceden de la Unión Europea, y persigue poner en valor recintos como el del lugar de Quintela, en la parroquia lalinense de Catasós, en el que se finalizaron las investigaciones. El equipo coordinado por Roger Sala emplea una técnica pionera en Europa en la que, valiéndose de un georradar, se puede averiguar qué tipo de restos arqueológicos hay en el subsuelo hasta cinco metros de profundidad.


 "Este proyecto es de lo más innovador que existe en Europa. Solo conozco un caso semejante, en Austria, donde se buscaban restos de la cultura romana"; explicó el profesional al presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, y al alcalde de Lalín, José Crespo, que vieron sobre el terreno el método de trabajo del dispositivo que va arrastrado por un pequeño todo terreno y cuyo coste supera los 100.000 euros.

Ya con el trabajo de campo finalizado, Crespo explicó que estos castros se recrearán en tres dimensiones para que vecinos y turistas conozcan más detalles sobre la cultura castreña. En principio se plantea que este complejo museístico pueda ubicarse en una de las dependencias exteriores del consistorio, "el otro castro tecnolóxico", apuntó Louzán, o en el Pazo de Liñares. En esta casona ya se pondrá en marcha un centro de investigación y catalogación de los múltiples restos arqueológicos del Museo Provincial.

En el recinto de Quintela los técnicos indicaron tener constancia de que en la corona del castro se habían detectado posibles construcciones en el subsuelo a varios metros de profundidad, aunque el trabajo del georradar debe completarse luego con la precisión de los arqueólogos que determinan con más precisión las particularidades de cada caso.

En Lalín, además del mencionado, se trabajó sobre la estructura de los castros en el de las parroquias Goiás y Gresande. En Silleda fue en la conocida y recuperada fortificación situada en Toiriz; en Agolada en los de Hermida y Esperante; en Vila de Cruces (Brandariz y Coto do Castrelo), en el de Dozón y en el de Casares de Pena Grande, en Rodeiro.

Crespo celebró el éxito de esta pionera iniciativa y dijo que espera sirva para divulgar el rico patrimonio castreño de la comarca, además de favorecer el turismo. "Muchos querrán conocer luego a pie de campo estos castros, luego de verlos en el museo", comentó. Louzán, por su parte, indicó que el inventario realizado por los técnicos favorecerá su divulgación y valoró la propuesta de que el complejo museístico se ubique en el consistorio, el Castro Tecnolóxico ideado por Mansilla y Tuñón.

17 de septiembre de 2012

Los arqueólogos regresan al oppidum de Monte Bernorio (Palencia)

El objetivo del proyecto es aumentar el conocimiento científico sobre el castro, así como obtener datos sobre los yacimientos arqueológicos que pudieran estar en relación con él, y con el tiempo, documentar la Edad del Hierro en el área.
Un año más el equipo del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac) ha vuelto al castro de la Edad de Hierro de Monte Bernorio, en el municipio palentino de Pomar de Valdivia,  para intentar sacar a la luz un poco más de su glorioso pasado.
Imagen del Área 3 del castro de Monte Bernorio, donde también
se excavó el año pasado. Foto: IMBEAC.

Un grupo formado por nueve arqueólogos, entre los que hay estudiantes de las universidades Complutense de Madrid y Oviedo, que comenzó con los trabajos hace una semana. Una nueva campaña que ha sido financiada por el propio Imbeac ya que no han contando con fondos ni de la Junta ni de la Diputación aunque sí esperan que les apoyen económicamente desde los ayuntamientos de Pomar y Barruelo.

Pese a la crisis y la falta de ayudas públicas la campaña se ha podido llevar a cabo gracias también al trabajo de apoyo de ocho personas voluntarias que se desplazan algunos días para ayudar a los arqueólogos. Con la ayuda que no han podido contar finalmente debido a la escasez de fondos ha sido con la de los expertos de la Universidad de Burdeos.

Excavación de veinte días de duración en la que además de Monte Bernorio tienen previsto prospectar en otros yacimientos que están analizando en la Montaña Palentina. En el castro de Villarén este año los trabajos se centran en el área 3. Allí se estudiarán dos edificaciones con el fin de ver cómo eran las cabañas donde residían los habitantes del castro. «Queremos analizar cómo eran las viviendas, cómo se cerraban, su planta, si encontramos indicios de que existieron puertas, etc.», concreta Jesús Francisco Torres Martínez, director del proyecto junto al catedrático Martín Almagro.

El proyecto del castro de Monte Bernorio se presentó en el año 2004 ante la Junta de Castilla y León como una iniciativa de investigación integral que contemplaba tanto la investigación científica como la proyección patrimonial de los yacimientos arqueológicos en su área de interés y su difusión.
Vista aérea del castro de Monte Bernorio, próximo a Aguilar de Campoo.
Foto: Proyecto Monte Bernorio (Facebook)

Actualmente se encarga de la gestión del proyecto el Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac). El estudio científico de los materiales se realiza en el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid.

Han colaborado en el proyecto la Real Academia de la Historia a través de su Gabinete de Antigüedades y el Instituto de Estudios Prerromanos y de la Antigüedad (IEPA). También han participado equipos del Institut für Archäologische Wissenschaften de la Universidad de Frankfurt (Alemania) y arqueólogos de la Universidad de Oxford (Inglaterra).

El punto central de la intervención es la ciudad fortificada de la Edad del Hierro (oppidum) de Monte Bernorio. Pero además trabajan en la localización e investigación de otros yacimientos arqueológicos por toda el área nororiental de la provincia de Palencia y sur de la Comunidad Autónoma de Cantabria, con especial atención a aquellos yacimientos relacionados con la Edad del Hierro.

El objetivo del proyecto es aumentar el conocimiento científico sobre el castro, así como obtener datos sobre los yacimientos arqueológicos que pudieran estar en relación con él, y con el tiempo, documentar la Edad del Hierro en el área.

7 de junio de 2012

Hallan 11 castros fortificados de la Edad del Hierro en Burgos

La comarca burgalesa de Las Loras, al norte de Burgos es un territorio histórico que perteneció a la Cantabria antigua. En opinión de los codirectores del proyecto, estos hallazgos podrían conducir a reinterpretar la historia de las guerras cántabras desde un punto de vista "estrictamente operacional".
Emplazamiento de uno de los castros de la Edad de Hierro
descubiertos al norte de Burgos.
Once nuevos castros cántabros y numerosos vestigios medievales han sido descubiertos en la comarca burgalesa de Las Loras, al norte de Burgos, un territorio histórico que perteneció a la Cantabria antigua y donde un grupo arqueólogos ha trabajado durante varios años en más de medio centenar de yacimientos.

Los codirectores del proyecto Alfonso Bourgon, Ignacio Ruiz Vélez y Ramón Bohigas han presentado este jueves en rueda de prensa estas novedades arqueológicas, que se presentarán públicamente en una conferencia, a las 20 horas, en el Ateneo de Santander, y que, en su opinión, podrían conducir a reinterpretar la historia de las guerras cántabras desde un punto de vista "estrictamente operacional".

El principal hallazgo son 11 nuevos castros fortificados de la Edad del Hierro pertenecientes al mundo cultural del pueblo protohistórico que llamamos cántabro, en la zona que fue frontera de las llamadas Guerras Cántabras (años 29 al 19 AC).


Los yacimientos han sido descubiertos mediante prospección ocular por Alfonso Bourgon a lo largo de varios años de "exhaustivas" salidas de campo y certificados en visitas posteriores por los doctores Ruiz Vélez y Bohigas, con la colaboración puntual del profesor y arqueólogo Manuel García Alonso y el doctor y catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria César González Saiz.


Las campañas realizadas tenían por objeto el rastreo sistemático del terreno, mediante prospección visual y recogida de materiales en superficie para la identificación de posibles nuevos yacimientos arqueológicos en la franja de territorio comprendida.

La zona está delimitada por Alar del Rey-Villela por el oeste; Montorio-Huérmeces por el este; el valle de Valdelucio por el norte y Sasamón-Villadiego por el sur, según han indicado los codirectores, que han indicado que el objetivo era "completar el inventario arqueológico regional en una zona insuficientemente explorada".

Con los resultados de la campaña se publicará un trabajo revisando el conocimiento científico existente sobre el poblamiento de la edad del hierro en una zona que se identifica "claramente" como límite o frontera entre los antiguos cántabros, que ocupaban las primeras elevaciones y loras de la cordillera, y los turmogos o turmódigos, habitantes de las llanuras cerealistas del entorno de Villadiego y a los que, según las crónicas de los historiadores clásicos, las bandas de guerreros cántabros rapiñaban el fruto de sus cosechas por la fuerza de las armas.

A la vista de los resultados, se pretende también reinterpretar el episodio militar de las guerras cántabras (años 29 al 19 AC), desde un punto de vista estrictamente operacional, en lo que todas las fuentes clásicas y contemporáneas sitúan como la zona donde se inició la campaña de conquista y las primeras operaciones militares de la fuerza de invasión romana.

HALLAZGOS "DIVERSOS"
Los codirectores del proyecto han señalado que "los hallazgos han sido muy diversos, de distinto período y entidad e importancia", y que la "mayor parte" de ellos son asentamientos castreños y yacimientos medievales.

Entre estos hallazgos, "la pieza más antigua" es un 'chopper', una primitiva herramienta de piedra tallada. "Es un núcleo de canto rodado, de cuarcita, tallado con unos golpes básicos para darle un filo cortante, pero que también se ha utilizado como percutor a juzgar por las huellas de uso que presenta", han explicado.

Según los expertos que lo han analizado, su cronología es "muy amplia y poco concreta", oscilaría entre 400.000 y 1.100.000 años de antigüedad; es decir, entre el homo heidelbergensis y el homo antecessor de Atapuerca. Probablemente, según han indicado, es el primer hallazgo de estas características en esa zona del norte burgalés.

Por el contrario, la pieza más moderna es un cobre castellano o vellón resellado del siglo XVII, concretamente de 1636; es decir, una pieza a la que, durante el caos monetario del reinado de Felipe IV, se reacuñó un nuevo valor, en este caso de ocho maravedís.

En medio de estos dos hallazgos casuales hay 11 castros o poblados fortificados del hierro "totalmente inéditos", varias necrópolis tumulares del mismo período asociadas a algunos de esos castros; varios asentamientos no fortificados del mismo período; y antiguas minas de donde obtenían el mineral de hierro para la fabricación de herramientas y armas.

También se ha localizado un asentamiento fortificado tardorromano, es decir, visogodo; tres santuarios altomedievales con necrópolis asociada; restos de dos castillos altomedievales; o tres estelas medievales, una de ellas todavía en pie, entre otros.

REINTERPRETAR LAS GUERRAS CÁNTABRAS
Como apunte general, los codirectores han augurado que "igual no todos los castros se ubicaban atendiendo a cuestiones exclusivamente de defensa" del territorio, "sino a la presencia de la materia prima estratégica por excelencia en aquel momento: el hierro".

Si esto fuese así, han indicado que puede que "haya que reinterpretar un período muy concreto de la historia y muy de moda de unos años a esta parte, como es el de las llamadas guerras cántabras, que tuvieron lugar entre los años 29 y 19 AC.

"Aceptando que no todos los castros localizados sean contemporáneos de ese episodio bélico -algunos serán sin duda mucho más antiguos- en cualquier caso, entre los que se han localizado nuevos en estas campañas y los que ya eran conocidos, el panorama que se nos presenta, en lo que era el límite meridional del territorio histórico de los cántabros es el de una franja fronteriza literalmente plagada de recintos amurallados o fortificados y perfectamente comunicados visualmente entre sí", han explicado.

Y es que, según han elucubrado, "esto quiere decir que las crónicas de los historiadores romanos sobre las operaciones militares contra los cántabros no pueden tener una explicación tan simple como la que nos ha llegado".

4 de junio de 2012

Excavación en castro de A Cidade explotará todo su potencial turístico y arqueológico

Los muros de dos construcciones son parcialmente visibles.
El ribeirense castro de A Cidade tiene un enorme potencial que el Concello pretende explotar. El espacio en el que se asienta este yacimiento será objeto de una intervención de limpieza, enmarcada en el conjunto de actuaciones de puesta en valor del patrimonio aprobadas por la mancomunidad Arousa Norte. Sin embargo, el gobierno quiere ir más allá y realizar una excavación que deje al descubierto sus estructuras.

El proyecto Ribeira Atlántica, presentado el viernes por la tarde, incluye la creación de una extensa red de miradores que se extenderá desde Couso e incluirá el monte da Cidade. Es en este marco en el que pretende dejarse al descubierto el asentamiento que, según los datos de que se disponen, presenta todo el aspecto de tener características monumentales.

Actualmente son visibles los muros de dos edificaciones del yacimiento. Esto se debe, según los expertos, a la realización de excavaciones furtivas. La maleza impide distinguirlas con claridad, por lo que cuando se acometan los trabajos de desbroce será posible tener una idea más exacta de sus características.

El terreno en el que se asienta el poblado es de las comunidades de Carreira y Artes, que ya dieron su autorización al Concello para una intervención.

Excavar el asentamiento requiere de los permisos de Patrimonio, una cuestión en la que ya está trabajando el mandatario, Manuel Ruiz, quien ve factible la intervención.
(Fuente: La Voz de Galicia / A. Gerpe)