google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Sancho IV
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21 de agosto de 2017

La corona del rey Sancho IV se expondrá en el Museo Arqueológico Nacional

La corona de Sancho IV, que a su vez también había pertenecido a Alfonso X el Sabio y que tiene un gran valor histórico y arqueológico, "brillará" durante medio año, entre octubre de 2017 y abril de 2018, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, cedida por el cabildo de la Catedral de Toledo.
La corona está compuesta por ocho placas articuladas y flexibles que alternan otros tantos zafiros y camafeos.
La corona formará parte de la exposición 'El poder del pasado. 150 años de arqueología en España', según explicó el responsable de Patrimonio de la Catedral Primada, Juan Pedro Sánchez.

La corona apareció de "manera fortuita" en 1959, cuando el cabildo ordenó abrir la tumba de Sancho IV de Castilla, que había querido ser enterrado en Toledo, y se descubrió la reliquia sobre sus sienes. Una corona que se iba heredando y también fue llevada por Alfonso X el Sabio e incluso pudo usarla Fernando III, ha explicado Sánchez.

Sancho IV de Castilla, hijo de Alfonso X El Sabio y Violante de Aragón, había nacido en Valladolid en 1258, murió en Toledo en abril de 1295 y fue enterrado en la capilla de Santa Cruz de la Catedral para cumplir su voluntad.

"La corona es sencilla, muy bonita y está compuesta por ocho placas articuladas y flexibles donde se alternan piedras preciosas, cuatro zafiros y cuatro camafeos, con ágatas mientras que en cada placa se erige un castillo de tres torres para destacar el reino de Castilla", ha relatado Sánchez.

Los camafeos datan del siglo II y son "importantes" porque, de los cuatro bustos que exhiben, uno es del emperador romano Augusto y el resto son dos personajes masculinos y uno femenino no identificados aunque es probable que fueran familiares de Julio Claudio.

HITO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA
"Creo que es una pieza importante que marca un hito a lo largo de la historia de España", ha afirmado Sánchez, quien ha añadido que la corona ha sido elegida para la exposición porque ha estado en manos de Sancho IV, Alfonso X el Sabio o Fernando III, que tenían "idea de imperio" y, por este motivo, también guarda relación con los camafeos y con el busto que reproduce al emperador romano.

Habitualmente esta corona está expuesta al público en el Museo de Tapices de la Catedral de Toledo, junto con la espada de Sancho IV, el tejido en el que estaban envueltas las piezas, que tiene impregnado aceite del bálsamo, un almohadón de estilo árabe y otros complementos que se hallaron en la tumba, como zapatillas o espuelas.

De todas estas piezas, se ha escogido la corona para la exposición en el Museo Arqueológico Nacional porque es donde reside la fuerza del poder y por su simbolismo, ya que representa la cabeza de todos los castillos en una época medieval donde imperaba el feudalismo, ha asegurado el responsable de Patrimonio de la Catedral de Toledo.

A su juicio, la "fascinación" que puede sentirse hacia una corona tiene mucho que ver con la información que aporta sobre cómo pensaban y vivían en otra época.

SEGURIDAD
La vigilancia de estas piezas es "permanente y máxima" y, para viajar a Madrid, también se requieren importantes medidas de seguridad, de modo que se trasladará desde Toledo con un correo que irá apoyado por agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional.

La corona de Sancho IV ya viajó a Murcia para participar en una exposición sobre Alfonso X El Sabio y también acudió a otra exposición en el Monasterio de Las Huelgas, en Burgos.

La corona es una de las "muchísimas" piezas de "gran valor" que la Catedral Primada custodia y, en muchos casos, expone; entre ellas, la Biblia de San Luis, que se guarda en el templo toledano desde mediados del siglo XIII, o la Custodia de Arfe que sale en procesión cada año el día del Corpus Christi.

El Museo Arqueológico Nacional albergará la exposición 'El poder del pasado. 150 años de arqueología en España' del 2 de octubre de 2017 al 1 de abril de 2018 para conmemorar los 150 años de la creación de este museo.

23 de julio de 2011

María de Molina (1265-1321), tres veces reina de Castilla y León

(?, h. 1265-Valladolid, 1321) Reina de Castilla y León (1284-1295). Hija del infante Alfonso de Molina y nieta de Alfonso IX de León, en 1281 contrajo matrimonio sin la preceptiva dispensa canónica con su primo Sancho, hijo de Alfonso X y heredero del trono castellano tras la muerte de su hermano mayor Fernando (1275). En 1284, el deceso de Alfonso X dio paso a la proclamación de Sancho IV como soberano de Castilla y León y, en consecuencia, a la coronación de María de Molina como reina. El reinado de Sancho IV fue corto, puesto que el monarca murió en 1295, dejando un heredero de apenas nueve años, Fernando IV.
María de Molina presenta a su hijo a las Cortes de Valladolid de 1295.

La dudosa legitimidad de éste, fruto de un matrimonio entre primos contraído sin dispensa, provocó una cruenta guerra civil en Castilla y León, que enfrentó a los partidarios del joven soberano, proclamado rey en Toledo tras los funerales de su padre, contra sus ambiciosos tíos, los infantes Juan y Enrique, y contra los infantes de la Cerda, sus primos, apoyados por Jaime II de Aragón y Dionís de Portugal, cuyas tropas penetraron en territorio castellano (1296).

Únicamente la tenacidad y la habilidad política de María de Molina, nombrada regente en el testamento de Sancho IV, permitieron rechazar la invasión extranjera, conjurar la crisis interna y afirmar los derechos de Fernando IV sobre el trono castellano, una vez que hubo llegado a Castilla la bula pontificia que legitimaba el matrimonio de María de Molina, seis años después de haber enviudado (1301).

Sepulcro de Doña María de Molina (Monasterio de las Huelgas Reales).
En el año 1312, sin embargo, la prematura desaparición de Fernando IV abrió un nuevo ciclo de luchas civiles y obligó a María de Molina a hacerse cargo de la regencia de Alfonso XI, su nieto, responsabilidad que compartió con los infantes Pedro y Juan y que mantuvo hasta su muerte en 1321, siendo todavía Alfonso menor de edad.

En Valladolid la reina María de Molina dedicó grandes esfuerzos para que se llevara a cabo la construcción formal del convento de San Pablo situado en un solar cedido por el Concejo a los dominicos al norte de la ciudad. Tambien fue la fundadora del Monasterio de las Huelgas Reales, lugar donde está sitado su sepulcro.
(Fuente: Vallisoletum)