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21 de octubre de 2015

Documentan una aldea medieval y un convento del S. XVII en La Puebla de Arganzón (Burgos)

Un poblado medieval y un convento franciscano del S. XVII han quedado al descubierto en el valle del río Zadorra. Esos son los nuevos hallazgos que los arqueólogos de la UPV han localizado en las inmediaciones de La Puebla de Arganzón, en el Condado de Treviño (Burgos). Nuevos resultados arqueológicos que ayudan a entender mejor la historia de este entorno.
Sepulturas antropomorfas halladas en el cementerio medieval de Arganzón. FOTO: UPV
Las excavaciones, llevadas a cabo por el grupo de investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la UPV, han descubierto la vieja aldea de Arganzón, de fundación medieval, y un importante convento franciscano fundado en 1615 sobre la una iglesia altomedieval. El antiguo poblado ya aparece mencionado en fuentes escritas a partir del año 801, cuando tuvo lugar en este punto un conflicto armado contra los árabes que "buscaban botín en Álava y Castilla", ha confirmado la UPV.

Años más tarde, en el año 871, fuentes escritas mencionan la iglesia de Santa María de Arganzón, por lo que se considera que Arganzón es una de las primeras aldeas conocidas en el valle del Zadorra, gracias a la documentación medieval. Este documento narra cómo el señor Arroncio dona al monasterio de Acosta varios bienes entre los que se incluye la iglesia de Arganzón, bienes que había recibido en herencia de sus abuelos procedentes de León. Por este motivo, se ha considerado que Arganzón sería un buen ejemplo del proceso de repoblación que habría tenido lugar como resultado de la llegada de colonizadores desde el reino astur-leonés.

REPOBLACIÓN
A pesar de la presencia de Arroncio y de sus ascendentes leoneses, el equipo de investigadores estiman que las aldeas y los pueblos medievales ha seguido un proceso diferente en el valle del Zadorra. Arganzón, situado en la periferia de la ciudad romana de Iruña, fue fundado hacia el siglo VI, tal y como han mostrado las excavaciones realizadas en la zona de La Erilla con ocasión de la construcción del actual trazado de la A-1. «Dicho de otra manera, Arganzón no se formó como resultado de la repoblación llevada a cabo por colonizadores procedentes de otros sectores del norte peninsular en el siglo IX, sino que es el resultado de una iniciativa local precedente», explica Juan Antonio Quirós, director del proyecto.

CEMENTERIO CON TUMBAS ANTROPOMORFAS
Las excavaciones realizadas han permitido, además, reconocer la naturaleza y las características de este poblado altomedieval. En él se ha hallado un amplio cementerio formado por tumbas antropomorfas -sepulturas delimitadas por lajas de piedra y enterramientos realizados directamente en la roca-, que datan de antes del año mil. Los estudios antropológicos han permitido determinar que en el cementerio «estaban enterrados tanto niños como adultos, jóvenes y seniles, varones y mujeres, en definitiva, toda la comunidad de Arganzón», ha explicado el investigador de la UPV.

También se han identificado varias viviendas asociadas a este cementerio, que estuvieron «en uso durante la Alta y la Plena Edad Media». Son estructuras «poco consistentes construidas por zócalos de piedra y con alzados en materiales efímeros». Entre los hallazgos más significativos destaca el descubrimiento de varios silos destinados al almacenaje de cereal.


EL CASTILLO Y EL CONVENTO
A la aldea de Arganzón se sumaron en los siglos siguientes varias construcciones de mayor entidad. Próximo al poblado fue fundado, hacia el año mil, el castillo de Arganzón, aún conservado parcialmente en el estrecho paso atravesado por el río Zadorra. La aldea se mantuvo incluso cuando se fundó, a finales del siglo XII, La Puebla de Arganzón. De hecho, no se abandonó hasta que llegó la Baja Edad Media, aunque la iglesia fue restaurada en los siglos siguientes.

Por otra parte, en 1615 fue fundado el convento franciscano de Nuestra Señora de la Concepción sobre la vieja iglesia altomedieval de Santa María, aquella que donó el señor Arroncio en el año 801. Las excavaciones han permitido recuperar de forma parcial la planta de este monasterio, que incluye una iglesia conventual, un amplio claustro, un huerto y otros edificios anexos. En el interior de la iglesia se han hallado numerosos enterramientos, uno de los cuáles tenía un rosario de hueso en el cuello.

El convento, que estuvo en uso hasta 1834, fue reconstruido y reformado en varias ocasiones, tal y como muestran los distintos muros hallados y los numerosos suelos reparados. También se han recuperado numerosos materiales cerámicos y restos de alimentación, que arrojan luz sobre el estilo de vida de esta comunidad conventual. Durante la batalla de Vitoria y las guerras carlistas el convento fue seriamente dañado, lo que provocó que se abandonase.

El proyecto arqueológico ha sido realizado con el apoyo y la financiación de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, así como con la colaboración del Ayuntamiento de esa localidad treviñesa.

30 de octubre de 2011

Un tesoro dormido en La Puebla de Arganzón (Burgos)


Una serie de excavaciones han descubierto en la Puebla de Arganzón un asentamiento erigido entre los siglos IX y X de enorme valor arqueológico • La Torre de La Concha guardaría estrecha relación con el castillo de Treviño.

Torre de la Concha en La Puebla de Arganzón.


En ocasiones los arqueólogos encuentran lo que buscan mientras que en otras las ruinas pueden hablar tan fuerte que delatan auténticos tesoros adormecidos por el paso del tiempo. Eso han descubierto los integrantes del equipo de arqueología de la Universidad del País Vasco (UPV) en el corazón de la torre de La Concha ubicada en un promontorio de roca natural sobre el desfiladero que discurre junto al río Zadorra en La Puebla de Arganzón.
A la espera de los últimos estudios que han comenzado a efectuarse en el propio laboratorio de la UPV, es posible asegurar que existe una fase de ocupación muy antigua cuyo inicio (a falta de determinar la fecha exacta) podría ubicarse entre el siglo IX y el X. Los textos ya mostraban una iglesia en la zona y también reflejaban que durante el mes de Ramadam, el hermano del emir Al-Hakam con sus ejércitos llega a la zona de Álava (cuyos límites discurrían tanto por Vitoria, Vizcaya y el propio enclave burgalés) pero sale derrotado a manos de los cristianos en el desfiladero llamado por aquel entonces de Arganzum.

Antecedentes
En Condado de Treviño ya se produjo el hallazgo de un castillo del siglo X, muy relevante pero, a diferencia de otros, no se trataba de una construcción en lo alto sino de una residencia señorial de gente poderosa que se reúne en un poblado y vive entorno a los nobles. «Ya sabíamos lo de Treviño y nos imaginábamos su valor arqueológico, pero lo de La Puebla de Arganzón fue una sorpresa completa», admite el director del proyecto y responsable del área de arqueología de la UPV, Juan Antonio Quirós.
A la espera de poder estudiar con detalle los materiales arqueológicos recuperados y realizar algunos análisis de laboratorio, se ha podido constatar que el lugar fue ocupado en la época alto medieval, que ya en plena edad media fue construida una primera torre y otro potente edificio que fueron desmantelados con posterioridad para construir la torre actualmente visible y su aljibe.
Se estima que sobre el año 1.000 se funda un verdadero centro de poder con una gran torre de más de tres metros, «y además aparece una casa señorial muy bien conservada y un poblado», especifica Quirós, al tiempo que relaciona la construcción con una familia probablemente laica vinculada a los condes alaveses más que a la monarquía navarra de la época. A finales del siglo XIII o a inicios del XIV, el poblado se abandona y se produce una transformación de todo el yacimiento, se desmonta la vieja torre y se levanta otra junto a una cisterna. Entrado el siglo XIV se construye el castillo que empieza a funcionar como una estructura de control del paso, hasta que nueve siglos más tarde, en el XIX, la torre fue ocupada durante las guerras carlistas.

Indicios e investigación
En cualquier caso, se sabía que ese paso adquiría relevancia histórica aunque lo único con lo que se contaba era con una torre y los restos de una cisterna. Fue entonces cuando el equipo arqueológico decidió contactar con la Junta de Castilla y León para poder efectuar una intervención valorativa de las ruinas. Se llevaron a cabo una serie de trabajos previos como recorrer el territorio a pie o sobrevolar en varias ocasiones la torre para fotografiar su entorno y comprobar que, efectivamente, estaba dispuesta sobre una plataforma y que había un recinto o muralla relativamente grande.
Tras estas primeras apreciaciones, los arqueólogos emplearon el método LIDAR (Light Detection And Ranging). Técnica que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado; eso da la posibilidad de aclarar el panorama. Gracias al LIDAR se pudo hallar la cisterna, un profundo foso tallado en la roca, dos torres y una serie de irregularidades que corresponden a unos edificios. «A partir de este primer análisis, entendimos que se trataba de una estructura muy compleja y que era algo más grande e importante de lo que pensábamos inicialmente», destaca.
Durante seis semanas y media un total de ocho expertos en la materia efectuaron excavaciones, recogieron muestras y analizaron en unos cinco sectores de las ruinas. Quirós prefiere no hablar de castillo, porque como tal es apenas una parte de lo que se ha encontrado.
Las excavaciones se llevaron a cabo dentro de la torre, en el centro de la plataforma, en una segunda torre que demostró ser más antigua, en el poblado y en otros puntos de valoración más pequeños. «Si esto fuera así no solo se trataría del lugar fortificado más antiguo de todo el territorio de Treviño sino que, hasta el momento, de todo el entorno y no porque no los hubiera antes, puesto que hay registros tanto en municipio como Pancorbo o Lantarón o Miranda, lo que ocurre es que aún no hemos dado con ellas», describe. 

(Fuente: Diario de Burgos)