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21 de septiembre de 2022

Primer paso para rehabilitar el Castellar de Elche (Alicante)

Con este proyecto, que ha recibido una ayuda de 24.000 euros, se pretende adecentar la zona, realizar una pequeña cata, y consolidar los restos del Edificio I (hay también un Edificio II y III) para su puesta en valor.
Restos del Edificio I del Castellar, una gran fortaleza cuadrangular

La conselleria de Cultura hizo público el pasado viernes la concesión de una ayuda de algo más de 24.000 euros al Ayuntamiento para el proyecto de estudio, consolidación y puesta en valor del Yacimiento del Castellar de la Morera, un relativo desconocido del patrimonio local. Tanto a nivel general, como explícitamente a nivel arqueológico, ya que se reconoce la funcionalidad defensiva del yacimiento, procedente de época califal, del siglo X y algo de principios del XI. Con este proyecto impulsado por el arqueólogo municipal, Víctor Cañavate, se pretende adecentar la zona, realizar una pequeña cata, y consolidar los restos del Edificio I (hay también un Edificio II y III) para su puesta en valor. 

La puerta a posibles futuras actuaciones.
En este sentido, desde la concejalía de Urbanismo, donde está adscrito el arqueólogo, se solicitó una subvención de 48.287 euros, financiados al 50% por ambas administraciones. Se ha calculado un plazo para la actuación de cuatro meses, teniendo que cumplir con el calendario para obtener la financiación autonómica. La iniciativa consiste en la limpieza del patio de la zona fortificada para poder seguir estudiándola, continuar con una pequeña prospección arqueológica en el conocido como 'Edificio I', con sus dos estancias y rematar un muro. También se ha planteado indicar los dos accesos y sendas por el pantano con una pequeña cartelería para poder facilitar. Así como vallar el recinto por vandalismo. A priori, la idea es que este sea el punto de arranque para futuras actuaciones que apuesten por una puesta en valor de todo el recinto. Pero, ¿qué es el Castellar de la Morera?

¿Qué era el Castellar de la Morera?
Se trata de un asentamiento islámico del siglo X-XI. Aunque se pensaba que podía ser de primera época de conquista, era una construcción califal. En ella se encontraron "niveles de tardorromano, debe haber del siglo V y VI y de la época del Bronce, pero la gran estructura es califal", explica Sonia Gutiérrez, catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante, quien estuvo excavando hace una década el yacimiento con José Luis Menéndez (conservador del MARQ) y Pierre Guichard, destacado hispanista francés que ha fallecido recientemente y que ha realizado investigaciones claves sobre el mundo de Al-Ándalus. De aquella excavación en tres puntos siempre en la parte alta, tanto en la parte de la muralla como en una zona de casas, se sacó la datación histórica, así como una posterior exposición del MARQ, con su respectivo catálogo.

Así pues, se trata de un complejo del que lo que se sabe a ciencia cierta su funcionalidad defensiva "clara". "Puede ser una instalación de algún grupo, o grupos de tropas; quizá una estructura de control, una Alcazaba", señala Gutiérrez, quien destaca que con esa función y el hecho de estar en altura permitía vigilar la zona de Elche y Aspe. "Es un asentamiento muy grande, con una muralla importante y varias hectáreas (13,4). Algunos autores dicen que fue un campamento (al-‘Askar), otros que un asentamiento o punto de control de época califal de final del siglo IX". O un poblado fortificado, un hisn. Su situación le confería en su época las características idóneas como defensa natural, aislada y protegida por tres de sus costados y orientación al mediodía, única zona accesible cuyo plano inclinado desciende hasta la cota de 140 metros. Se encuentraba estratégicamente defendido por una sucesión de terrazas amuralladas hasta alcanzar en el ángulo más elevado, al Nordeste, un cuartel o edificación principal fortificada. 

En cualquier caso, para la catedrática este asentamiento fortificado y en altura, refuta las teorías de que la población fue abandonando unos asentamientos por otros en el municipio de forma 'rotatoria', "no es que vayan de La Alcúdia a otro sitio. Ils es una medina cuyos restos más antiguos son del siglo X, y este asentamiento tiene unas características muy particulares. Todavía es una incógnita". Y señala que toda esa zona está llena de asentamientos como el Caramoro, "pero los niveles islámicos son muy homogéneos, del momento en que se está empezando a crear la ciudad, pero no está probado que fueran rotando".

Más actuaciones para conocer más
En este sentido, desde el departamento se ha estado asesorando al servicio de arqueología municipal para el proyecto de actuación que se ha diseñado. Se trata de un yacimiento muy importante en un paraje también singular, al norte del pantano. Tras la excavación de hace algo más de una década, quedó a la espera de que se incardinara en un proyecto integral, que ahora el Ayuntamiento y el arqueólogo municipal se han tomado en serio, y que debería permitir concretar más sobre esta gran fortaleza cuadrangular. Las excavaciones de entonces también presentaron problemas porque la ubicación es complicada al estar en altura. De hecho, un particular, tiempo después, tras repoblaciones naturales, habían quedado fragmentos cerámicos en la superficie, por lo que se donaron al Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE). "Es decir que tuvo una parte importante de participación de la gente, relevante también en el patrimonio", apunta Gutiérrez.

Trabajos previos durante el siglo XX
Por otra parte, cabe resaltar, cómo no, que aunque en tiempos recientes se han realizado estas catas arqueológicas, con una prospección sistemática, ya había documentación previa gracias a la labor de Pere Ibarra y de Alejandro Ramos Folqués, así como del extinto Geia (Grupo Ilicitano de Estudios de Arqueología), que hizo un plano del conjunto. En definitiva, un yacimiento que puede ayudar a seguir entendiendo el desarrollo del municipio en su época islámica ya que según se concluyó tras las catas, el Castellar puede ser la clave para comprender mejor el hiato existente entre el registro del abandono de Ilici (La Alcudia) y la fundación de madinat Ilš en su actual emplazamiento; "el tiempo en el que Ilici dejó de ser Ilici e Ilš comenzó a convertirse en Elx, a la sombra del Castellar".

De hecho, gran parte de los materiales documentados en el yacimiento se corresponden con productos que se realizaron realizados en los alfares de la cercana ciudad de Ilš. Asimismo, en los años de las excavaciones, trascendió el descubrimiento de un yacimiento muy similar en el Ribat Hargha, en Igiliz (Marruecos), en una estructura que podía corresponderse con la jefatura rural de una tribu almohade. Así pues, muchas piezas aún por colocar en un gran puzle que con esta ayuda autonómica y el proyecto arqueológico se puede volver a seguir completando. El recinto amurallado es de 105.505,26 m2, la zona arqueológica de 409.946,85 m2 y el área de protección afecta de 549.238,36 m2. Un Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2006, con su Plan Especial de Conservación, que estaba a la espera de actuaciones.

18 de julio de 2016

Descubren un tramo de muralla y el aljibe de la fortaleza islámica de El Castellar, en Alcoy

La defensa de la antigua Alquy tiene un metro de potencia y formaba parte de la antigua fortaleza. El aljibe está construido en mampostería y tiene una profundidad de 3,5 metros.
En este espacio arqueológico no se habían realizado intervenciones desde 1970.
Casi cuarenta años después, un grupo de 15 arqueólogos ha llevado a cabo dos sondeos en el yacimiento del Castellar, en Alcoy. Las excavaciones han permitido conocer más detalles sobre la primera ocupación de la época medieval.

Quince estudiantes y arqueólogos han participado en una actuación impulsada por el Museo Arqueológico Municipal de Alcoy en el yacimiento del Castellar. El proyecto lo ha dirigido el arqueólogo Germán Pérez Botí, quien, además, es autor de diferentes estudios sobre el mismo y profesor del colegio Carmelitas.

MURALLA Y ALJIBE
Los trabajos se han basado en dos sondeos que han permitido descubrir un nuevo tramo de muralla y un aljibe. Con la información recabada, los expertos podrán profundizar y ampliar el conocimiento sobre la primera ocupación que en época medieval ocupó esta fortificación.

Cabe recordar que el punto en el que se encuentra es estratégico, ya que permite dominar y controlar todo el antiguo distrito de «Alquy». Asimismo, las murallas del castillo islámico son de un metro de grosor y se han localizado en la vertiente sureste. A partir de ahí están el resto de casas en las que hace mil años habitó toda una comunidad de campesinos. La información facilitada por el propio Ayuntamiento de Alcoy, data dicha ocupación entre los siglos X y XI.

El segundo sondeo, asimismo, lo han llevado a cabo en la zona alta de la montaña, justo al lado del acceso norte del yacimiento. Es en este punto en el que el grupo ha localizado un aljibe construido de mampostería y con capas de enlucido de mortero de cal.

El antiguo espacio que servía para recoger y almacenar agua cuenta con una profundidad superior a los 3'5 metros y hasta la fecha «se desconocía la existencia de esta tercera cisterna en el Castellar». El estado en el que se encuentra es totalmente cubierta de piedras y tierra.


TRABAJOS DE LIMPIEZA Y RESTAURACIÓN
Los trabajadores del Museo Arqueológico iniciará la próxima semana los trabajos de limpieza y restauración de los materiales, que son, en su mayoría, de fragmentos de cerámica. Acto seguido, los expertos pasarán a procesar la información obtenida durante la investigación arqueológica.

El concejal de Cultura, Raül Llopis, ha visitado el yacimiento para conocer los avances realizados y el estado del yacimiento, un espacio arqueológico en el que no se había realizado ninguna intervención desde la década de los 70. Por ello y, vistos los avances, Llopis ha manifestado el interés del Ayuntamiento en esta nueva investigación en el Castellar y se ha comprometido a que el departamento que dirige financie y apoye futuras actuaciones y estudios.

29 de noviembre de 2012

Restauran el poblado fenicio fortificado de El Castellar en Villena (Alicante)

El yacimiento, considerado por los expertos como "excepcional", se remonta 2.500 años atrás y ofrece las primeras manifestaciones de la cultura del vino y el aceite en la comarca. Los trabajos han sido financiado en su totalidad por el empresario dueño de los terrenos.
Un grupo multidisciplinar de especialistas en Arquitectura, Química, Topografía, Restauración y Arqueología han concluido la fase inicial del ambicioso proyecto de excavación, estudio, documentación y musealización del primer poblado fortificado de la cultura fenicia descubierto en las comarcas del Alto y Medio Vinalopó. 
Se trata del primer poblado fenicio fortificado encontrado en el Vinalopó.

El yacimiento de El Castellar se encuentra en Villena, dentro de la finca de Bodegas Francisco Gómez, en un saliente rocoso de la Sierra de Enmedio situado a 706 metros de altura y data de los siglos VII y VI antes de Cristo. 

El director de la actuación, el arqueólogo Marco Aurelio Esquembre, de la empresa Arpa Patrimonio, considera que los restos hallados son el paradigma de un asentamiento fenicio fortificado en altura que, en torno al año 600 a.C., pudo ejercer un pleno dominio sobre las rutas comerciales estables al situarse en el cruce de caminos del norte y sur de la provincia con el interior de la península.

Los trabajos de rehabilitación y puesta en valor del yacimiento para que pueda ser visitable, trabajos que han sido financiados íntegramente por el empresario Francisco Gómez y serán presentados públicamente mañana, han permitido recuperar un entorno único y conocer nuevos aspectos de la vida y costumbres de los colonos fenicios, retrocediendo en el tiempo más de 2.500 años. 

Se han localizado, además, vestigios que confieren al hallazgo una extraordinaria importancia. Han aparecido ánforas con los primeros restos de la cultura del vino y el aceite de oliva del Vinalopó, lo que contribuye a incrementar el patrimonio cultural villenense, además de propiciar nuevas teorías sobre los circuitos económicos y sociales en la Prehistoria, que inciden en la relevancia de esta zona.

La única referencia arqueológica que se tenía del Castellar se remonta a la década de los años 60 cuando el reputado arqueólogo villenense José María Soler catalogó el yacimiento como un asentamiento fortificado medieval islámico en altura. Sin embargo, las excavaciones llevadas a cabo en diferentes fases durante los seis últimos años han permitido extraer nuevas conclusiones sobre un hallazgo que los expertos califican de "excepcional". 

Lo más llamativo del poblado, que ocupa algo más de una hectárea y está muy erosionado, es su muralla de piedra con cuatro torres. Tiene un desarrollo ligeramente curvo de 125 metros de longitud por 2 metros de ancho y 1,5 metros de altura conservada. Para Esquembre la muralla era mucho más que un elemento defensivo. Confería prestigio y autoridad y su existencia es una demostración de poder, un centro aglutinador donde los fenicios hacían intercambios religiosos y comerciales con los indígenas.

Vestigios de un templo, talleres y lagares para elaborar el preciado vino
Todas las edificaciones del poblado fenicio del Castellar, tanto privadas como públicas, de carácter industrial o artesanal, se organizaban en torno a un edificio principal que marca toda la trama urbana. En la zona central y más elevada del cerro los arqueólogos de Arpa Patrimonio han localizado un edificio rectangular. Está construido con muros de mampostería irregular y suelo de losas con tres divisiones. Mantiene una orientación ritual al Este que sugiere que su eje longitudinal buscaba la oposición astronómica del sol naciente en el solsticio de verano. Para los directores de la excavación, Marco Aurelio Esquembre, Daniel Tejerina y José Ramón Ortega, se puede tratar de un centro religioso, junto al cual existe otro de menores dimensiones orientado hacia el Oeste y consagrado a una divinidad. 

Los arqueólogos creen que podría estar dedicado a Melkart, que era una deidad marina, protectora de la navegación, la colonización y el comercio. Pero también de la fertilidad asociada a la agricultura, por lo que en su interior, que contaría con altar y capilla, se realizaban ceremonias rituales de muerte y resurrección buscando su favor. Asimismo, han aparecido en el yacimiento -del que quedaba mucho por excavar- las estructuras de lo que podría ser un almacén, talleres de alfarería y metal así como los lagares para producir el preciado vino que se consumía en las fiestas religiosas y comerciales.