google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Arqueología submarina
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3 de octubre de 2023

Los restos de ganado en un galeón hundido en Ribadeo explican la alimentación en el siglo XVI

El CSIC ha encontrado 78 huesos de animales, que dan cuenta de las fuentes de proteínas de la tripulación
Toma de medidas en el yacimiento del pecio Ribadeo I. | Christine Heamagi (MALtd), Proyecto ForSEAdiscovery-CSIC / Xunta de Galicia

En 1597, un galeón de guerra construido en Nápoles (Italia) naufragó en aguas gallegas. Este buque, el San Giacomo di Galizia, también conocido como Santiago, se hundió en el estuario de Ribadeo (Lugo), donde ahora el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lidera su análisis, siglos después, con el objetivo de conocer cómo era la vida de sus tripulantes.

El yacimiento subacuático de los restos del Santiago, o el Pecio Ribadeo I, es un caso excepcional para estudiar un navío de guerra del siglo XVI en aguas territoriales españolas. La investigación de este pecio, que constituye un fragmento de una nave naufragada, ofrece una ventana al pasado, que permite conocer el ganado consumido por los marineros o el tipo de cerámica utilizada para almacenar agua y cómo se conservaban los alimentos.

Así, el equipo internacional liderado por el CSIC ha logrado reconstruir la historia del Santiago. Gracias al estudio de los artefactos sumergidos y la revisión de documentos históricos y análisis espectroscópicos, los investigadores se aproximan como nunca a las actividades ocurridas a bordo del navío, durante su breve periodo de servicio en la Armada española, desde su construcción en un astillero de Nápoles alrededor de 1590 hasta su naufragio en 1597.

La investigación, coordinada por las científicas Ana Crespo Solana y Marta Moreno García del Instituto de Historia (IH-CSIC), y Sagrario Martínez Ramírez, del Instituto de Estructura de la Materia (IEM-CSIC), ambos pertenecientes al CSIC, ha presentado los resultados recopilados en la revista Heritage. En este número monográfico especial ahondan en la cultura material y la vida a bordo de barcos de los siglos XVI al XIX y ofrecen una visión más amplia de las interacciones del entorno marino.

De acuerdo con la nueva publicación, este naufragio y otros de la misma época representan un valioso patrimonio histórico-arqueológico que ha recibido una atención limitada desde la perspectiva de la investigación subacuática, cuyo estudio proporciona «nuevas perspectivas sobre los contextos históricos y materiales de los siglos pasados», en palabras de Crespo.

La científica, especializada en historia y arqueología submarina, subraya que estos estudios «ofrecen una riqueza de datos significativos sobre la cultura material de la época, las dinámicas a bordo, las prácticas marítimas, las redes comerciales, los comportamientos y los conocimientos náuticos, así como el subsiguiente desarrollo y transformación de los sitios arqueológicos, los cuales se convierten en cápsulas históricas del tiempo». Ella lideró el proyecto europeo ForSEAdiscovery, que llevó a cabo la excavación subacuática entre 2012 y 2022. Actualmente, el trabajo continúa bajo la dirección de Miguel San Claudio Santa Cruz, arqueólogo de la Xunta de Galicia.

La gastronomía en un galeón de guerra
El estudio de los 78 huesos recuperados a bordo del Santiago revela, según el análisis arqueozoológico del Laboratorio de Arqueobiología de IH-CSIC, que los restos corresponden a diferentes porciones cárnicas, como vacas, corderos, cerdos, un ganso e incluso merluza.

Esto sugiere el papel fundamental del ganado como fuente primaria de proteínas para la tripulación. Según Moreno, el mayor número de desechos de vaca frente a las otras especies apunta a que el vacuno fue una fuente importante de proteínas para la tripulación. Además, la identificación de partes de animales con menor valor cárnico, como cráneos y extremidades distales de las patas, plantea la posibilidad de que se transportara ganado vivo para su posterior procesamiento a bordo.

Los patrones en la carnicería, como la frecuencia y ubicación de marcas de troceado en porciones pequeñas y manejables, indican a los científicos que los métodos de cocción más habituales eran la ebullición y el guiso. Además, los datos de envejecimiento denotan el probable consumo de carne tierna de vaca y cordero, indicando diferencias entre la alimentación de los oficiales de alto rango y el resto de la tripulación.

Por último, la recuperación de un tarsometatarso de ganso, un hueso sin rendimiento cárnico, supondría la presencia de aves de corral vivas a bordo, mientras que una vértebra de merluza se relacionaría con la provisión de pescado seco.

La cerámica, clave en el almacenamiento
Los análisis arqueométricos y químicos de las cerámicas, artefactos y restos óseos de fauna del yacimiento, han permitido a Ramírez, especialista en materiales del IEM-CSIC, reconstruir el itinerario de navegación del galeón. A través de la combinación del registro arqueológico con la documentación histórica, ahora se puede afirmar que el buque partió de Nápoles y pasó por Cádiz y Lisboa antes de hundirse en Galicia.

La cerámica se ha revelado como uno de los hallazgos más comunes, seguida de la madera y la piedra. Principalmente de manufactura portuguesa, estas vasijas no cumplían primordialmente funciones culinarias, sino de almacenamiento de agua y conservación de alimentos durante las extensas travesías marítimas. Además, «el estudio de las cerámicas y algunas piezas metálicas apuntan a diferentes técnicas de producción y a una importante cadena de conocimientos y mano de obra en su elaboración», detalla Crespo.

Las muestras se analizaron desde el punto de vista químico y mineralógico utilizando diferentes técnicas instrumentales en el IEM-CSIC, lo que ha permitido determinar dos tipos de cerámicas cocidas a diferentes temperaturas (<800ºC y >900ºC). Las primeras se relacionan con jarras para almacenar aceite, mientras que las segundas corresponden a piezas de vajilla, lo que confirmar la presencia de cerámica vinculada a la vida cotidiana a bordo de un barco militar.
Construcción naval mediterránea

En el monográfico también se publican los resultados de una intervención arqueológica del CSIC en el pecio de Mortella II, en 2021, que se realizó como complemento de la excavación del pecio del Mortella III efectuada entre 2010 y 2019, y al que está históricamente vinculado.

Ambos barcos eran mercantes genoveses que navegaban juntos y que se hundieron en 1527, en el contexto del séptimo conflicto italiano de la guerra entre Francia y España.

La revista recoge los principales resultados de las líneas de investigación sobre construcción naval y artefactos (anclas y artillería), del Renacimiento. La excavación de los pecios de la Mortella II y III fue dirigida por Arnaud Cazenave de la Roche y Ana Crespo.
(Fuente: The Objective)

8 de mayo de 2023

Descubierto un misterioso galeón del siglo XVII naufragado en Pasajes (Guipúzcoa)

Surcó los océanos hace casi cuatrocientos años y acabó su última singladura en aguas de Pasaia, muy cerca de la angosta bocana que da acceso a este puerto en cuyo fondo marino un grupo de investigadores dirigido por la Diputación de Gipuzkoa ha localizado los restos de un misterioso galeón del siglo XVII del que poco más se sabe.
Trabajos de excavación arqueológica del galeón hundido hallado en aguas de Pasaia / Diputación Foral de Gipuzkoa/Ander Arrese

Surcó los océanos hace casi cuatrocientos años y acabó su última singladura en aguas de Pasaia, muy cerca de la angosta bocana que da acceso a este puerto en cuyo fondo marino un grupo de investigadores dirigido por la Diputación de Gipuzkoa ha localizado los restos de un misterioso galeón del siglo XVII del que poco más se sabe.

¿Cómo naufragó? ¿Cuál era su origen? ¿Qué transportaba? ¿Quiénes eran sus tripulantes? Un océano de cuestiones aún sin respuesta rodea el pecio de esta histórica nave de la que, por el momento, sólo existe una certeza: fue construida después de 1621.

El dato ha podido ser conocido gracias al estudio de algunas de las cuadernas de sus cubiertas, elaboradas con árboles cuyo último anillo de crecimiento nos retrotrae cuatro siglos atrás, como recientemente ha revelado el minucioso análisis dendrocronológico de la madera.

La embarcación se encuentra tumbada sobre un costado y a los investigadores les resulta difícil alcanzar el casco, que constituye el mejor elemento para hacer una datación de este tipo, por lo que no se descarta que en un futuro la fecha de construcción del navío pueda llegar a ser todavía más concreta.

Acorazado
El casco, aparentemente acorazado con planchas de plomo, es otra de las mayores singularidades del enigmático navío pues, según han explicado a EFE fuentes de la Dirección del Departamento de Cultura de Gipuzkoa, desvela que probablemente estemos hablando "una embarcación de guerra".

A partir de ahí, cualquier conjetura podría ser válida o por el contrario no serla en absoluto porque la investigación sólo ha revelado la existencia de la estructura del buque, del que únicamente son visibles unos doce metros. El resto permanece oculto bajo una escollera, mientras que un tercer segmento fue involuntariamente destruido tiempo atrás por las labores de drenado del acceso portuario.

Las tres campañas de excavaciones subacuáticas, desarrolladas en el pecio desde 2021 por los arqueólogos Ander Arrese, María Intxaustegi y José Manuel Matés bajo la dirección del Servicio de Patrimonio Histórico Artístico de la Diputación y con la colaboración del Centro Integrado de Formación Profesional Blas de Lezo de Pasaia, también han permitido recuperar de las profundidades algunos objetos significativos.

Entre ellos, varios elementos de "motonería" (poleas para el manejo de los cabos del velamen), calzado y alguna jarra de cerámica que "nos sitúan en el siglo XVII" pero sin llegar a resultar "nada concluyentes", explican las citadas fuentes cuyas esperanzas se centran ahora en el estudio del sello grabado en una cuchara metálica que "se está intentando identificar" porque podría arrojar algo más de luz sobre el origen del buque, del que hasta el momento no han aparecido cañones ni munición alguna.

Incógnitas
Un cúmulo de incógnitas a las que, lejos de hallar respuestas, no dejan de sumarse nuevos interrogantes, después de que recientemente los investigadores descubrieran que los restos que en un principio habían sido identificados como un pecio, en realidad son dos.

"El segundo corresponde a una nave cargada con mineral de hierro -probablemente destinado a las ferrerías guipuzcoanas- que parece situarse encima del galeón, con lo que estimamos que sería una embarcación más moderna", aclaran los responsables de la investigación, quienes no ocultan que los trabajos arqueológicos realizados en la zona han resultado "muy, muy complicados".

No sólo por el hecho de llevarse a cabo bajo el agua, sino porque han tenido lugar en un contexto en el que "los mercantes continuaban pasando" por las proximidades de la bocana de la bahía, además de haber tenido que ser autorizados por distintos organismos con competencias en la materia como la Autoridad Portuaria de Pasaia y la Capitanía Marítima, entre otros.

Plan de investigación
Unas circunstancias ante las que las autoridades correspondientes han decidido aplazar sin fecha la realización de nuevas excavaciones submarinas, "hasta que se confeccione un plan de investigación serio" que además precisará de "unos medios extraordinarios", ya que habrá que llevar a cabo "una investigación de mucho peso que supondrá cambiar de escala" y abordar "un proyecto de meses de trabajo con una gran infraestructura".

"Harían falta globos para sacar los restos a la superficie -aclaran- y según salen llevarlos a piscinas para preservarlos" y sería necesario contar también con "infraestructura en tierra" porque todo el material orgánico que se recupere está saturado de agua, por lo que deberá ser conservado en unas condiciones correctas "para que no se degrade" y además después deberá ser "tratado" para conservarlo.

Por estos motivos, de momento los arqueólogos han vuelto a tapar "de manera muy profesional" ambos naufragios, han dejado el yacimiento "protegido" sin desvelar su ubicación exacta, y han cursado las advertencias oportunas a las autoridades correspondientes para evitar episodios de "furtivismo".

Fuentes de la Dirección del Departamento Foral de Cultura han puesto de relieve la importancia de este hallazgo para la arqueología submarina del territorio, ya que se trata de un ámbito en el que ya "no sólo hay conocimiento sino también experiencia".

"Es muy importante tener equipos" y ahora contamos ya con profesionales que pueden llevar a cabo "cualquier operación subacuática" cuando se presente la ocasión, algo que en definitiva resulta "casi más relevante que el propio descubrimiento", han concluido.

8 de febrero de 2023

Buzos de la Armada colaboran en el rescate de un pecio del siglo XVI en La Coruña

Se extrajeron varias piezas de bronce, dos posibles esmeriles (cañón de borda antiguo, de pequeño tamaño) de 140 centímetros y tres cargadores o servidores de alcuza.
La extracción de las piezas de bronce se realizó en la mañana del jueves en el entorno del cabo Corrubedo I Cedida

Un equipo de buceadores de la Armada y de la Policía Autonómica, en coordinación con el Servicio de Patrimonio Arqueológico y Guardacostas de la Xunta, ha rescatado del fondo marino varias piezas que podrían pertenecer a un buque del siglo XVI. El trabajo se realizó en la mañana del jueves en las proximidades del cabo Corrubedo. Se extrajeron varias piezas de bronce, dos posibles esmeriles (cañón de borda antiguo, de pequeño tamaño) de 140 centímetros y tres cargadores o servidores de alcuza.

Pescadores y vecinos de la zona informaron del hallazgo de estos restos hace meses a Patrimonio, que trasladó la información a la Armada, responsable de la vigilancia y protección del patrimonio arqueológico sumergido. Tras varias inmersiones de comprobación se activó un equipo de la Unidad de Buceo de Ferrol, además de los de la Policía Autonómica, el Servicio de Guardacostas y un arqueólogo submarino de la Xunta. Tras la extracción realizada esta semana se llevarán a cabo estudios para determinar la procedencia y la antigüedad de las piezas.

La Unidad de Buceo de Ferrol cuenta con personal especializado y capacitado para llevar a cabo diversidad de misiones, entre las que figuran el mantenimiento a flote de los buques, la protección del patrimonio arqueológico subacuático, la desactivación de explosivos y tareas de búsquedas en dispositivos de salvamento y rescate.

15 de noviembre de 2022

Tartessos protagoniza un documental de National Geographic

El documental, que se emitirá en 160 países, cuenta con la experiencia del doctor Claudio Lozano, historiador y arqueólogo subacuático de Huelva, y muestra los hitos de esta civilización en Huelva
El historiador y arqueólogo subacuático de Huelva Claudio Lozano.

La civilización tartéssica será la protagonista de un documental de National Geographic y, para ello, cuenta con la experiencia del doctor Claudio Lozano, historiador y arqueólogo subacuático de Huelva, lo que permitirá "presentar la singularidad de esta cultura al mundo" a partir del 19 de diciembre.

En declaraciones a Europa Press, el arqueólogo onubense ha explicado que uno de los objetivos que se persigue con esta producción es, precisamente, "presentar Tartessos al mundo", ya que es una civilización que "tiene sus base o raíz principal en un mundo mítico y literario y cómo, gracias a los expertos, extraen a la arqueología y a día de hoy se ha seguido desarrollando a tenor de los restos encontrados en Huelva y en la zona de Extremadura".

"En definitiva, la línea argumental del documental parte de las brumas del misterio y la leyenda a la realidad arqueológica", ha comentado Lozano que, además, es el presentador y conductor de esta producción.

Asimismo, Lozano ha expuesto que "se produjo un tránsito de civilizaciones que han quedado en un segundo plano o de zonas geográficas periféricas, como es el caso de Huelva, que siempre han tenido un papel más secundario en cuanto a grandes civilizaciones o grandes actividades arqueológicas y National Geographic Europa, en este caso España, está mirando hacia esas culturas, como Tartessos, y tratándolas muy seriamente y guionizadas para que la gente las conozca".

A través de esta producción se va a ir narrando lo hitos de esta civilización en la que ", concretamente la de La Joya.

Asimismo, según ha detallado Lozano, se va mostrar que "la unión de los tartessos que vivían por esta zona con los fenicios va a desarrollar una orfebrería de primera magnitud con tesoros impresionantes, como el del Carambolo o el de la Aliseda".

"Esa cultura, que no solo participa del frente Atlántico de Huelva, se extiende hacia el interior, durante muchos siglos, y 400 años más tarde comienzan a asentarse en Extremadura como lo atestiguan los restos de la Casa del Turuñuelo, donde se han encontrado caballos y construcciones que nunca jamás se hubiera pensado asignar a una cultura como esta", ha remarcado.

En este sentido, el arqueólogo defiende la "gran importancia y singularidad" que tiene Tartessos para "comprender la evolución de las civilizaciones de Occidente" y, sobre todo, juega un papel "fundamental" para que la gente entienda "cómo las culturas del Mediterráneo oriental se unieron a las del Atlántico y la zona más occidental de este mar, en ese caso, Tartessos es una cultura única".

"Esa unión cultural tan importante para la historia de las civilizaciones tiene su centro en Tartessos, por ello, está aún más justificado que se elabore este documental", ha explicado.

En definitiva, ha abundado, el espíritu del documental es "situar a esta civilización en el mundo", además de que para Huelva "va a ser muy importante", puesto que ahora mismo "está el debate muy encendido de su pasado tartéssico y lo que está ocurriendo en los cabezos, que es dónde se encuentra la necrópolis, y el centro urbano, dónde se encuentra su puerto".

En este contexto, la idea de realizar este documental surge a partir de este historiador y arqueólogo onubense que fue becario, precisamente, de National Geographic en un proyecto de Guatemala, además de que ha trabajado para otros proyectos de la compañía, como el que se realizó sobre la Atlántida, además de otros subacuáticos, y de alguna manera "ya me tenía en el punto de mira para esta proyecto, y que mejor que una persona de Huelva y que conozca su realidad arqueológica para ello".

El documental, que será presentado y conducido por el propio Claudio Lozano, se emitirá a partir del 19 de diciembre en la plataforma de streaming Disney+, y se podrá ver en 160 países.
(Fuente: Viva Arcos)

14 de noviembre de 2021

Denuncian la extracción de restos arqueológicos de la ría del Eo

La asociación de actividades subacuáticas Illa Pancha, de Ribadeo, denunció hace unos días la extracción “indiscriminada” de restos arqueológicos del lado gallego de la ría del Eo, dentro de las campañas de excavación que periódicamente se hacen para conocer el galeón Santiago de Galicia



La asociación de actividades subacuáticas Illa Pancha, de Ribadeo, denunció hace unos días la extracción “indiscriminada” de restos arqueológicos del lado gallego de la ría del Eo, dentro de las campañas de excavación que periódicamente se hacen para conocer el galeón Santiago de Galicia, hundido frente a la villa lucense. Esta denuncia ha tenido réplica en Asturias a través del histórico buzo Javier Gallego, que ha presentado una queja formal ante el Ayuntamiento de Castropol y está dispuesto a llegar hasta la Unesco.

Gallego, miembro de varias asociaciones ligadas al estuario, considera que la manera de proceder en el lado gallego de la ría choca frontalmente con la dinámica asturiana, donde se aboga por conservar los restos en su ubicación como dictan las directrices de la Unesco al respecto. De hecho, hay un proyecto para crear un parque subacuático en la ensenada castropolense de Arnao, para conocer los restos buceando.

Sostiene el buzo que la extracción de material arqueológico en el lado gallego se ha hecho “de forma totalmente irregular”, en sacas de red plástica y “en condiciones deplorables”. En su escrito reclama a las administraciones competentes que soliciten formalmente una investigación sobre lo sucedido para saber si la Xunta de Galicia ha incurrido en “un atentado contra el patrimonio” por autorizar la campaña que incluyó estas extracciones.


13 de febrero de 2020

España y México, unidos en arqueología subacuática para encontrar un colosal navío

El Juncal se hundió en 1631 con 300 personas a bordo y un inmenso cargamento de plata, oro y piedras preciosas. Ambos países buscarán también las naves de Hernán Cortés
El colosal navío Nuestra Señora del Juncal naufragó en 1631 dentro de las aguas de la entonces Nueva España con más de 300 personas a bordo y un inmenso tesoro: más de un millón de pesos de plata, oro y piedras preciosas. México y España han anunciado hace unos días que redoblarán esfuerzos en su búsqueda. Esta hazaña, cofinanciada por ambos países, se desarrollará en mayo, durante diez días, y en ella se emplearán las últimas tecnologías en arqueología subacuática.

La localización del Juncal supone una oportunidad para ambos países de conocer por fin “científicamente un galeón de los siglos del imperio, de los virreinatos”, destaca Iván Negueruela, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqva), ubicado en Cartagena, Murcia.

“Para nosotros es importante darle continuidad a un proyecto que tiene décadas de trabajo, impulsado por la maestra Pilar Luna, para frenar las iniciativas de caza tesoros que intentaron durante años lucrar con este pecio” precisa desde México Roberto Junco, subdirector de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La búsqueda del navío se realizará en la sonda de Campeche, en el Golfo de México, en un área de unos 70 kilómetros cuadrados, precisa Negueruela. El Juncal zarpó con la Flota de la Nueva España en octubre de 1631 rumbo a la península pero unos días después fue alcanzado por un intenso temporal y se hundió. Solo sobrevivieron 39 personas cuyo testimonio arrojó pistas sobre la ubicación del navío. “Hemos cotejado las investigaciones basadas en las declaraciones de los supervivientes y hemos coincidido en ese cuadrilátero”, subraya Negueruela.

Los restos arqueológicos del Juncal son propiedad de España. “Si bien, de encontrarse el pecio, este sería legalmente de España, en realidad es patrimonio cultural compartido, según quedó establecido en un Memorándum de Entendimiento, firmado por ambos países en 2014”, precisa Junco. “España no va hacer uso de eso” añade por su parte, Negueruela. Ambos países firmaron la convención internacional de la Unesco de 2001 para la protección del patrimonio subacuático.

Los especialistas siguen las pistas halladas en 2012, cuando el INAH zarpó en busca del Juncal a bordo del buque oceanográfico Justo Sierra de la UNAM. En las aguas del Golfo de México se detectaron entonces numerosas anomalías magnéticas que podrían responder a la presencia de cañones u otros elementos metálicos del barco.


TELEARQUEOLOGÍA
Los arquéologos subacuáticos que emprenderán la búsqueda utilizan equipos de geofísica para explorar y ubicar el buque mediante sonar de barrido —un sistema que se utiliza para obtener una imagen de grandes porciones del suelo marino— y magnetonómetros —unos dispositivos que sirven para detectar una señal magnética—.

Además, los especialistas operan desde el interior del barco unos vehículos con brazos que descienden hasta el fondo del mar, a 1.000, 2.000 e incluso 3.000 metros, explica Negueruela, con los que son capaces de recuperar objetos.

Sin la telearqueología, que no ha parado de mejorar desde el 2000, en gran medida por la industria militar, asegura Negueruela, sería imposible bajar a tantos metros de profundidad. “El buceo clásico solo nos permite llegar a barcos que están a unos 30-35 metros de profundidad. Y con los barcos hundidos a 50 metros los buceadores pueden estar muy poco tiempo bajo el agua, unos ocho minutos”, explica.


LAS NAVES DE CORTÉS
Con estas mismas herramientas, aunque con diferente configuración y metodología, ambos países se embarcarán en una segunda misión en julio en Villa Rica, Veracruz (México): en busca de las naves de Hernán Cortés hundidas hace cinco siglos, antes de iniciar la marcha a la capital mexica, Tenochtitlán.

En 1519 Cortés hundió voluntariamente sus naves para cortarle a sus hombres la posibilidad de huir de vuelta a Cuba. “Es muy posible que la tesis de junco se acabe confirmando de que estamos ante las naves de cortés —asegura Negueruela—, lo cual tendría un valor simbólico para la historia universal”.

Cortés había llegado hacía poco a las costas de México, acababa de fundar Villa Rica. Diego Velázquez, gobernador de Cuba, le había enviado con órdenes de limitarse a explorar. Pero él quería más y traicionó a Velázquez.

“Si las naves de Cortés están donde parece no debe de quedar nada de materia orgánica: las maderas, la ropa, los huesos, la comida todo eso habrá desaparecido”, subraya Negueruela, a menos de que haya quedado enterrado inmediatamente bajo la arena, puntualiza. Solo podrán encontrarse el metal, las cerámicas, el hierro y el bronce.

En diciembre fueron halladas dos anclas antiguas en el fondo de la bahía de Villa Rica, del siglo XVI. Un año antes un equipo internacional dirigido por Junco encontró un ancla de hierro forjado muy bien conservada, datada por análisis de la UNAM y de Beta Analytic entre 1450 y 1530, a 300 metros al sur de las otras dos, con un trozo de madera adherido a la caña, el cuerpo principal del ancla. Los investigadores confirmaron que la madera era de un árbol de la cornisa cantábrica de España, que estuvo vivo en la segunda mitad del siglo XV.


LA PRIMERA EXPOSICIÓN DEL JUNCAL
Ambos países se han comprometido también a organizar la primera gran exposición realizada hasta ahora sobre el navío. La primera parada será el Archivo General de Indias, en Sevilla. Está por definirse si, de forma previa a su traslado a México, la instalación llegará también a la Casa de México, ubicada en Madrid.

Hacia finales de año, en octubre o noviembre, planean también llevar a cabo un encuentro internacional de arqueología subacuática enfocado en la ruta comercial del Galeón de Manila o Nao de China. Un foro, cuya sede será Acapulco (México) en el que se reunirán expertos de aquella importante ruta oceánica que unió durante siglos a tres continentes. Por ello, en el encuentro se darán cita académicos de México, España, Filipinas, Japón, Estados Unidos, Perú, Panamá, entre otros.

De acuerdo con Junco, otras iniciativas que fueron planteadas y recibidas favorablemente por las autoridades culturales españolas, se encaminan a la posibilidad de gestionar becas para que estudiantes mexicanos cursen másteres de arqueología subacuática, o que puedan asistir a congresos y actividades académicas en España, una de las cuales sería la 19 Reunión de Ciencia Náutica que organiza la Universidad Pablo de Olavide.

18 de septiembre de 2019

Buzos de la Armada colaboran en la recuperación de cuatro culebrinas del S. XVI

Los dos cañones de bronce recuperados en la Costa da Morte podrían pertenecer a un navío español del siglo XVI
Técnicos y buceadores de la Armada colaboran en la recuperación de las culebrinas. FOTO: ARMADA ESPAÑOLA
La Costa da Morte sepulta los restos de innumerables naufragios. Desde pecios pertenecientes a naves romanas, galeones o fragatas, las aguas embravecidas dejan asomar, en ocasiones, lo que queda de antiguos navíos que se fueron a pique.

Uno de los últimos hallazgos en ver la luz fue parte del armamento de a bordo de un buque que podría datar del siglo XVI. Los encargados de recuperarlos -como cuerpo capacitado para la vigilancia del patrimonio arqueológico subacuático- fueron los buceadores de la Armada (Ubufer), con base en la estación naval de A Graña, junto con una empresa de arqueología y técnicos de la Consellería de Cultura.

Se trata de cuatro cañones de bronce localizados en la costa de Camariñas (La Coruña) y que corresponden al formato de las piezas de artillería conocidas como culebrinas, propias de los siglos XVI y XVII. Su hallazgo, no obstante, se realizó hace ya algunos años por un buceador deportivo, que grabó los restos y puso en conocimiento de las autoridades la ubicación del pecio. En la intervención del pasado lunes se recuperaron dos de las cuatro piezas identificadas.

Los especialistas de la unidad de buceo, al mando del comandante de la Ubufer, Ángel Lozano Gálvez, se desplazaron a la zona de costa señalada con dos embarcaciones de la Armada y un camión.

En el dispositivo participó también el arqueólogo submarino Miguel San Claudio, «gran conocedor de restos arqueológicos y experto en el abundante y rico patrimonio sumergido en aguas del litoral gallego», destaca la Armada. También contó con la presencia del técnico en restauración Francisco Sutil.

La identificación de las piezas «encierra múltiples dificultades por la ausencia de datos y el paso del tiempo en el material sumergido», indica. Una vez catalogados y estudiados por los técnicos, se podrá abundar sobre la época exacta y el origen.

17 de septiembre de 2019

Localizan once sables de principios del siglo XIX en aguas de Formentera

Un hallazgo casual por parte de un ciudadano concienciado con el Patrimonio ha permitido la recuperación de 11 sables a lo largo de es Caló que por su tipología coinciden con los utilizados a principios del siglo XIX. Todas las piezas han sido entregadas al Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera para su custodia y restauración. Ahora comienza la investigación para encontrar el pecio.

El Consell de Formentera, a través del Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (Ibeam) y del GEAS de la Guardia Civil, ha extraído del lecho marino 11 sables del siglo XIX, a unos 10 metros de profundidad, frente al pequeño puerto de es Caló.

El hallazgo es de suma importancia por los datos que puedan aportar de esa época. Todas las armas están en sus vainas, también metálicas, e «intactas», aseguró el director del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Benjamí Costa, tras realizar radiografías (en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario) a uno de los sables. Las placas desvelan su buen estado, por lo que calificó el hallazgo de «excepcional». Cada pieza mide entre 110 y 115 centímetros.

A primera vista los sables que se presentaron ayer ante los medios de comunicación tienen una empuñadura y están todos recubiertos de una costra arenosa con incrustaciones de algas y restos de conchas marinas, entre otros elementos.

El hallazgo
Todo empezó el pasado 15 de agosto cuando un vecino de Ibiza, Manel Guasch, que paseaba a lo largo de es Caló en su pequeña zódiac, acompañado de un amigo, encontró por casualidad un sable a unos 10 metros de profundidad. Según relató en la rueda de prensa de presentación, todo fue porque perdió el tapón de popa de la neumática y su amigo decidió lanzarse al agua para recuperarlo. Al cabo de un rato, apareció con una espada entre las manos. Ante su sorpresa se dieron cuenta de la importancia del objeto y enseguida informaron a la Comandancia de Marina y al Consell de Formentera. El área de Patrimonio insular, con competencias en esta materia trasladó la pieza al Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera (MAEF), institución de referencia en cuanto al depósito y custodia de materiales arqueológicos.

Una vez efectuada la comunicación del hallazgo, el Consell inició actuaciones encaminadas a documentar y estudiar el lugar. Entre el 26 y el 29 de agosto un equipo de buzos del GEAS de la Guardia Civil se desplazó hasta la zona junto con un arqueólogo del Ibeam. Esta asociación lleva trabajando desde 2015, por encargo del Consell, en un proyecto a largo plazo para elaborar la Carta Arqueológica subacuática de Formentera.
Esa inmersión de los profesionales permitió localizar un nuevo conjunto de elementos arqueológicos compatibles, por su tipología, con sables rectos de principios del siglo XIX.

Cuando el Consell estudio el informe y la propuesta de actuación del Ibeam, autorizó «una intervención arqueológica preventiva de urgencia para garantizar la salvaguarda de los objetos localizados y para determinar la existencia de otros restos arqueológicos», destacó la consellera de Patrimonio, Raquel Guasch.

Esta intervención de urgencia se llevó a cabo por dos arqueólogos y una restauradora del Ibeam los pasados 1 y 31 de agosto y consistió en la extracción del conjunto de sables, 10 en total.

Todas las piezas se trasladan hoy al Museo Arqueológico para iniciar su proceso de restauración y recuperación que puede durar un año, según avanzó su director Benjamí Costa.

La presidenta del Consell, Alejandra Ferrer, destacó «la colaboración entre todas las administraciones implicadas, que ha sido fundamental para el éxito» de esta misión de recuperación del patrimonio submarino.

Sigue la investigaciónAhora la zona está acotada y a mediados del mes de octubre se iniciará una nueva prospección arqueológica del Ibeam, con el apoyo del GEAS, para comprobar «si existe algún pecio que se pueda relacionar con el conjunto de bienes localizados», explicó el arqueólogo y jefe de proyectos del Ibeam, Javier Rodríguez.

La primera hipótesis que maneja es que esas piezas podían ser parte de la carga de un barco que debió hundirse. Sin embargo, todas las vías de investigación están abiertas hasta que los técnicos no logren restaurar los sables para comprobar si tienen alguna inscripción o si las próximas prospecciones previstas primero por el GEAS y luego por el Ibeam den resultados.

El arqueólogo Javier Rodríguez no dudo en calificar el momento actual de la investigación como «dulce» ya que en esta actuación ha comprobado la coordinación entre el Museo y el Consell, ademas del GEAS, «que trabaja todo el año para localizar y comprobar los pecios documentados». También alabó la colaboración de empresas privadas como «Trasmpi y Formentera Divers».

Raquel Guasch insistió, por su parte, en la concienciación ciudadana y recordó «la importancia de comunicar cualquier información referente a localización de restos arqueológicos subacuáticos para su protección».

(Fuente: Diario de Ibiza)

18 de julio de 2019

Hallado un pecio romano a escasos metros de la Playa de Palma de Mallorca

El descubrimiento lo realizó un buzo aficionado a escasos 50 metros de la costa de la Platja de Palma y a tres metros de profundidad. Se trata de los restos de un barco de 10 metros de eslora y cinco de ancho que posiblemente naufragó entre los siglos III y IV dC.
La rueda de prensa se celebró en la playa donde se realizó el hallazgo. MALLORCA CONFIDENCIAL
Los restos de una nave de diez metros de eslora de la época romana han sido encontrados a escasa distancia de la costa de Playa de Palma por un buceador que deslumbró hace unos 15 días los cuellos de los cántaros y decidió dar aviso a las autoridades pertinentes. La vicepresidenta y consellera de Cultura I Patrimoni del Consell de Mallorca, Bel Busquets, ha explicado en una rueda de prensa llevada a cabo justo en frente del hallazgo arqueológico que después de recibir el aviso, se destinó un equipo de ocho buceadores más una arqueóloga especializada a las tareas de recuperación de la nave.

Aunque no se tienen muchos datos todavía, se calcula que el barco surcaba la costa del Mediterráneo proveniente del sur de la península portando un cargamento de cántaros, cuando naufragó delante de las costas mallorquinas. El barco tendría aproximadamente diez metros de eslora y unos cinco de manga.


AL MUSEO DE MALLORCA
«Es un patrimonio que representa nuestra pasado, nosotros tenemos la responsabilidad de recuperarlo y restaurarlo y dejarlo de legado de gran valor para el futuro«, ha explicado Busquets, que ha adelantado que la pieza formará parte del Museo de Mallorca. Las tareas de recuperación implicarán el cierre de algunos metros dentro del agua de la Platja de Palma para que el equipo de arqueología pueda trabajar durante los meses necesarios.

Por su parte, la directora insular de Cultura, Kika Coll ha explicado que aparte del equipo destinado, se establecerán lazos con Ports de Balears, la Guardia Civil, y con la Policía Local para llevar a cabo las tareas de recuperación del barco.

SERVICIO DE VIGILANCIA
También la Armada va a colaborar con las tareas, puesto que ya ha puesto a disposición del Consell un barco, un patrón, dos buceadores, entre otros recursos para facilitar la extracción de los restos de la arena. Además, desde la institución insular se contratará un servicio privado de vigilancia nocturna para proteger el barco.

El buceador que dio con el hallazgo hace aproximadamente quince días, Félix Alarcón, ha explicado a los medios que pasaron unos días entre que viera los restos y diera el aviso, puesto que él nunca pensó que no estuviera catalogado.

«Yo pensé que estaba catalogado, hasta que me di cuenta que con todos los años que llevo buceando por aquí no lo había visto nunca antes, y decidí llamar al Consell» ha contado Alarcón, que ha añadido que «inmediatamente técnicos del Consell se desplazaron y confirmaron que era un barco«.

31 de agosto de 2018

Nace un Observatorio que denunciará el expolio de los galeones

Un nuevo Observatorio vigilará con el respaldo de grandes especialistas de toda Iberoamérica el futuro de los galeones acosados en muchos mares del mundo, en ocasiones con el permiso de algunos gobiernos, por empresas cazatesoros. La página web es observatoriogaleones.com y en ella se darán a conocer denuncias de malas prácticas que ponen en peligro el patrimonio común que suponen los restos de las naves que hicieron posible la primera globalización.
Ponentes del seminario internacional "El verdadero tesoro de Indias: galeones y arqueología", celebrado en julio en el Museo Arqueológico Nacional. FOTO: MAYA BALANYA
Arqueólogos, historiadores, juristas y divulgadores decidieron en un simposio celebrado en julio en el Museo Arqueológico Nacional, poner en marcha esta iniciativa para señalar los proyectos como el del galeón San José, hundido en 1708 en Cartagena de Indias, que el gobierno Colombiano ha querido realizar con empresas de cazatesoros para vender la mitad de la carga y sin respetar los restos de 600 marinos españoles. Llamado oficialmente «Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido» comienza denunciando que todo rescate «que prime los resultados económicos sobre la conservación del patrimonio arqueológico no es científica, cultural ni éticamente asumible» y a las empresas que participen se les negará el calificativo de «industria cultural».

El pasado 11 de julio, ABC y Espejo de Navegantes reunieron en el Museo Arqueológico Nacional a especialistas de cinco países: Colombia, México, Portugal, Estados Unidos y España, en un seminario en defensa del galeón San José. Los participantes firmaron un manifiesto que ahora se extiende como iniciativa a todos los que quieran suscribirlo. En la web del observatorio puede dar su apoyo a la iniciativa.

El texto completo al que se dio lectura en el seminario “El verdadero tesoro de Indias: galeones y arqueología” el pasado 11 de julio en el Museo Arqueológico Nacional dice así:


MANIFIESTO PARA LA DEFENSA DEL PATRIMONIO CULTURAL SUBACUÁTICO COMÚN Y COMPARTIDO
1.- Desde hace algunas décadas, los mares y océanos del planeta ya no son los guardianes invulnerables de nuestra historia sumergida. Vivimos una catástrofe cultural sin precedentes por la destrucción de un registro histórico importantísimo con fines comerciales desde que algunas empresas se han dotado de una tecnología capaz de alcanzar los yacimientos arqueológicos subacuáticos a casi cualquier profundidad para explotarlos.

2.- Organizadas esas empresas en diferentes configuraciones internacionales los académicos y las instituciones científicas denuncian desde hace años operaciones de rescate comercial que han impedido el estudio o la excavación arqueológica, con los más altos estándares, de importantes yacimientos de nuestro pasado común. Defendemos lo que representa el patrimonio. Queremos contribuir a que se escriba la historia a través del patrimonio material de los pecios.

3.- A pesar de iniciativas concretas de mayor o menor impacto, acuerdos o procesos judiciales, los Gobiernos de nuestro hemisferio iberoamericano han demostrado incapacidad al organizar una respuesta coordinada y eficiente a este desafío global y el resultado ha sido que está en marcha una forma de dominación tecnológica del medio marino por la ambición de estas empresas, que además compromete la seguridad y las relaciones amistosas entre Estados, algo que hemos visto ya en casos recientes como la fragata Mercedes o el galeón San José. Constatamos que, desgraciadamente, faltan ejemplos de buenas prácticas.


4.- Creemos que nuestras sociedades, abiertas y democráticas, tienen a mano herramientas que aún no han sido utilizadas para defenderse de estos hechosen apoyo de la legislación internacional y la cooperación científica. Y que las agresiones contra importantes yacimientos de nuestra historia compartida han permitido que emerja una conciencia capaz de movilizar nuevos ámbitos de respuesta. El referente que proporcionan la Unesco y los principios de la inmunidad soberana, junto con el resto del ordenamiento jurídico de protección del Patrimonio Cultural Subacuático, merecen ser tenidos en cuenta con una nueva visión de conjunto, de patrimonio común y compartido que supere las limitaciones de la gestión activada hasta ahora por las naciones afectadas.

5.- Los que apoyamos este observatorio somos científicos escritores, arqueólogos, abogados, ciudadanos de este tiempo con el deseo de que la investigación arqueológica e histórica tenga la posibilidad de poner en manos de la sociedad el conocimiento del pasado común y las claves para nuestra cultura que permanecen en los pocos yacimientos que permanecen inalterados. Queremos aprovechar las oportunidades para crear vínculos que tendrían los proyectos de investigación sobre este delicado patrimonio y la posibilidad de generar un relato sobre nuestra historia común que ayude a superar las limitaciones e incomprensiones hasta ahora presentes en el marco de las historias nacionales.


6.- El desafío que tenemos ante nosotros es global porque la historia que compartimos las naciones que alguna vez formaron parte de los territorio de la Monarquía Hispánica es la de la primera globalización. Ha llegado la hora de ayudar con acciones concretas a la preservación y el estudio activo de un patrimonio que la mera conservación «in situ» ya no puede proteger. Por eso hemos creado este Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido.

Por todo ello, afirmamos:

1.- Cualquier planteamiento que prime los resultados económicos sobre la conservación del patrimonio arqueológico no es científica, cultural ni éticamente asumible. Sabemos que este principio no ha sido todavía asumido por la totalidad de los países donde descansa patrimonio subacuático de los barcos de la Época Moderna de origen iberoamericano. Las empresas cazatesoros o rescatadoras que proponen una arqueología con fines comerciales no deben considerarse como parte de la industria cultural. La labor de extracción comercial de restos arqueológicos no tiene nada que ver con la arqueología y carece de prioridades científicas. Observamos que mercado y cultura jamás habían llegado a tan profunda contradicción.

2.- El patrimonio subacuático de origen hispánico ha sido el objetivo principal de la industria cazatesoros internacional por la presencia de cargas preciosas en los yacimientos. Proponemos soluciones específicas que le garanticen la misma protección de que disfruta el patrimonio subacuático de diferentes orígenes culturales. Proponemos la creación de una nueva categoría de bienes que con el título de «patrimonio cultural común subacuático hispánico o iberoamericano» permita el estudio, conocimiento, investigación y preservación para el reencuentro de nuestras sociedades, de estos bienes de los que ostentan la titularidad directa en nombre de la humanidad, sobre las bases de la ciencia, la cooperación y la cultura.

3.- Solicitamos la creación de un capítulo específico regional dentro de la cooperación Americana, Asia Pacífico, África y para toda la Unión Europea dentro de su Política Marítima Integrada relativo a la protección del patrimonio cultural subacuático y a la arqueología subacuática.

4.- Solicitamos que los restos arqueológicos extraídos por medio de metodología no científica y, en cualquier caso contradictoria, a los previstos de forma anexa en la Convención de la UNESCO 2001, sean considerados actos de expoliación con los efectos previstos en derecho para los mismos. Que la expoliación cultural de los fondos marinos sea asimilada a la piratería por causar deliberadamente un resultado irreparable, configurando una actividad claramente enemiga de toda la humanidad.

5.- Solicitamos que la comercialización de bienes culturales extraídos del océano sin acreditación de su origen y legalidad sean considerada tráfico ilegal de bienes culturales. Que, asimismo, los mercados públicos se cierren a las empresas que cooperen conscientemente con compañías cazatesoros.

6.- Expresamente respaldamos la toma en consideración del principio de inmunidad soberana de los buques de Estado históricos, priorizando también las contribuciones culturales históricas y artísticas de los países de origen y sus comunidades, siempre que responda a la estrategia de protección de ese patrimonio cultural y que en todo caso se preservará el carácter común de ese patrimonio subacuático de conformidad con los mecanismos de cooperación de derecho internacional en materia de cultura.

7.- Invitamos especialmente a los periodistas e informadores iberoamericanos a que rechacen el lenguaje que proponen las empresas cazatesoros, que supone una importante batalla por la dignidad del patrimonio común. No existen solo tesoros en los yacimientos, hay que poner en primer plano la historia y el contexto de los mismos. Que hablen los arqueólogos: la tecnología, por asombrosa que resulte, no convierte por sí sola un rescate en algo científico. Extendiendo una visión meramente comercial de los yacimientos se llega a favorecer la impunidad del expolio.

8.- Pedimos a los Gobiernos que destinen fondos y medios suficientes para garantizar una respuesta arqueológica al desafío global de la destrucción del registro histórico de las máquinas y bienes que hicieron posible la primera globalización y su importantísimo patrimonio. Creemos que debe preservarse el principio de libre investigación, garantizarse el carácter abierto a la cooperación y a la accesibilidad científica y no discriminatoria de los pecios, siempre bajo la sujeción a los principios anexos de la Convención UNESCO 2001.

9.- Solicitamos que las autoridades responsables de las políticas educativas incorporen en los planes de estudio de la infancia y la juventud los vínculos históricos que el mar representa en la conformación de las sociedades hispánicas e iberoamericanas. Y que las Universidades posibiliten una formación especializada en arqueología subacuática asumiendo el protagonismo que les corresponde en ese ámbito, con un horizonte de cooperación internacional entre instituciones por el que la sociedad civil descubra nuevos caminos a los Gobiernos.

10.- Proponemos que se tomen las decisiones necesarias de cooperación cultural en el ámbito iberoamericano para emprender la excavación conjunta y multinacional de un galeón, primer vehículo de navegación oceánica en al historia. No hay ninguna razón para que se posponga un desafío colectivo como este que ofrezca un ejemplo de cooperación e investigación científica internacional y cierre las posibilidades a los proyectos comerciales en curso en diferentes países.
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20 de octubre de 2017

Afloran los restos de un pecio en la playa de El Portil (Huelva)

Su descubridor, el arqueólogo Claudio Lozano, cree que la madera podría ser del 'Matagrana', hallado en 2008, o formar parte de un navío tan relevante como el 'San Medel y Celedón', del S. XVI
Intervención del pecio 'Matagrana', llevada a cabo por la Junta en 2008. FOTO: HUELVA INFORMACIÓN
El día de los enamorados de 2008 la mar destapó para el mundo, como si de un truco de magia se tratase, uno de esos fascinantes tesoros hundidos de los hombres: una antigua embarcación que había naufragado en El Portil, el navío de Matagrana, de construcción íbero-atlántica (probablemente de factura holandesa o inglesa) y datado entre las medianías del siglo XVII y las del XVIII. Ahora, nueve años después de aquel hallazgo que concitó el interés de la comunidad científica y sobre el que se desplegó una intervención arqueológica de gran calado, un nuevo descubrimiento pone el foco sobre la misma playa donde hace más de tres centurias se ubicaba la entrada de la barra (donde acababan naufragando muchas embarcaciones): más restos de madera, probablemente de roble y pertenecientes a una cuaderna, se asoman en la rompiente de la playa puntaumbrieña.

El doctor en Arqueología Subacuática Claudio Lozano los encontró el lunes, cuando paseaba por la bajamar, y lo puso inmediatamente en conocimiento de la autoridades. El martes presentó un escrito informando a la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva sobre este asunto, documento al que ha tenido acceso Huelva Información y en el que defiende como principal tesis que pudieran tratarse "de restos del Matagrana que no descubrió la Junta en su primera intervención", pero donde también insta a la Administración autonómica a "que se descarte que se trate de otra embarcación, ya que se encuentran en una cota diferente de donde se ubicaba el pecio de Matagrana y además presentan otra orientación".

  • Técnicos de la Junta de Andalucía ya inspeccionan "in situ" los restos localizados
De ser otro navío, afirma el arqueólogo onubense, podría tratarse del relevante San Medel y Celedón "y no podríamos dejarlo ahí". Si la Junta de Andalucía realizó una gran inversión en la investigación del pecio del Matagrana fue porque todo apuntaba a que fueran los vestigios de esa importante nao-galeón, construida en 1530 y cuyo naufragio se produjo 14 años después en El Portil, cuando regresaba de América cargada de polvo de oro. Existe una gran documentación sobre este navío debido al expolio que sufrió tras el accidente, "en el que muchos vecinos de la zona llevaron a cabo una rapiña absoluta", matando a muchos de los maltrechos marineros y llevándose, incluso, parte de las maderas de la estructura para ornamentar sus hogares. "En esa documentación se cita por parte de los supervivientes que antes de ellos embarrancar y estrellarse tiraron varias cajas de oro al agua", añade Lozano.

Pero la importancia del San Medel y Celedón vas más allá. Su hallazgo vendría a rellenar un hueco importantísimo en la historia de la construcción naval, puesto que "marca la transición entre la nao y el modelo constructivo de los galeones".

PROTOCOLO DE HALLAZGOS CASUALES
La Delegación Territorial de Cultura, como consecuencia de la información aportada por el arqueólogo subacuático, activó ayer el protocolo marcado por la Ley de Patrimonio Histórico en caso de hallazgos casuales como el que se le ha notificado, trasladando a varios técnicos autonómicos a la zona de la aparición, donde ya han tomado muestras fotográficas y han realizado mediciones. Estos trabajos, según informó ayer a este diario la Administración andaluza, continuarán en la misma línea en la jornada de hoy.

Lozano lamentó que el descubrimiento del pecio de Matagrana no diera lugar a "ninguna publicación científica de referencia", así como que la embarcación no se acabara extrayendo para su exposición pública. "Lo lógico es que lo descubierto por el Centro Andaluz de Arqueología Subacuática, dependiente del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, revertiera un poco en la sociedad".

Es más, pese al interés de los ayuntamientos de Punta Umbría y de Cartaya en que los ciudadanos pudieran acceder al barco en una instalación creada para tal fin, "se volvió a enterrar, como tantas cosas de interés arqueólogo de Huelva". El experto detalló que "llevaron una retropala, se hizo un agujero, llegaron al manto freático (la zona húmeda), colocaron un geotextil y allí enterraron el barco", justo en la zona donde está el chiringuito Fashion, donde sigue oculto a día de hoy.

31 de mayo de 2017

La Unesco convierte en ejemplares cuatro proyectos españoles de arqueología subacuática

Han sido incluidos en el prestigioso Registro los proyectos ‘Un naufragio romano para la sociedad, el pecio de Bou Ferrer (Villajoyosa, Alicante), ‘Prospección y excavación arqueológica del pecio Deltebre I (Cataluña), ‘Investigación arqueológica en los pecios Cala Cativa I/ Cap del Vol (Port de la Selva), Cataluña’ y ‘Protección jurídica del patrimonio arqueológico subacuático en Andalucía’.
Un arqueólogo bucea sobre el pecio Bou Ferrer, en Villajoyosa (Alicante). FOTO: ABC
La VI Reunión de Estados Partes de la Convención de Patrimonio Cultural Subacuático, reunida hoy en París, ha aprobado la inclusión de cuatro proyectos españoles en el Registro de Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático, según ha informado el Ministerio de Cultura en un comunicado. Han sido incluidos en el prestigioso Registro los proyectos ‘Un naufragio romano para la sociedad, el pecio de Bou Ferrer (Villajoyosa, Alicante), ‘Prospección y excavación arqueológica del pecio Deltebre I (Cataluña), ‘Investigación arqueológica en los pecios Cala Cativa I/ Cap del Vol (Port de la Selva), Cataluña’ y ‘Protección jurídica del patrimonio arqueológico subacuático en Andalucía’,

Se trata de la primera inclusión –junto con dos proyectos de México y un proyecto presentado por Portugal- que la Convención realiza en el Registro de Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático, tras la aprobación en 2015 de un nuevo procedimiento por el que invitaba a los Estados Parte a proporcionar ejemplos de buenas prácticas en este campo, con el fin de fomentar la sensibilización y la difusión del patrimonio cultural subacuático.

«Con el respaldo a estos cuatro proyectos, España sigue demostrando su compromiso permanente con la defensa, estudio y valoración del Patrimonio Cultural Subacuático que asumió en 2005, tras la ratificación de la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001», añade el texto del Ministerio.


EL CASO DEL BOU FERRER (VILLAJOYOSA)
El pecio Bou Ferrer, una gran nave mercante romana, naufragada a mediados del s. I d.C. frente a las costas de Villajoyosa (Alicante), es el único gran mercante del periodo romano, en todo el Mediterráneo, que combina un inigualable estado de conservación, junto con una profundidad bajo el mar asequible a los arqueólogos subacuáticos. A cargo del equipo dirigido por el arqueólogo Carlos de Juan, la excavación es además un ejemplo de accesibilidad, tanto del sitio, por medio de visitas dirigidas, como de los materiales recuperados, por la futura exposición en el Museo de Villajoyosa.

EL PECIO DELTEBRE Y CALA CATIVA / CAP DE VOL
De los interesantes trabajos realizados durante las últimas décadas por el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña, la Unesco reconoce la ejemplaridad de dos de ellos. El pecio Deltebre tiene restos de uno de los barcos hundidos durante los conflictos bélicos relacionados con el ataque a Tarragona, por parte de la escuadra británica, al mando del Almirante Jon Murray.

En 2008 se produjo el hallazgo fortuito que tenía peligro de expolio por hallarse cerca de la costa y a tan solo 7 metros de profundidad. Se protegieron los restos formando un talud que permite que el deterioro de los elementos orgánicos sea mínimo. Del mismo modo, se decidió la extracción de parte de la carga y se realizó una exposición itinerante, ya presentada en Girona, Alicante, Barcelona, Tarragona, Deltebre y Tortosa, para dar a conocer este yacimiento, su historia y su valor como patrimonio cultural subacuático.

Los de Cala Cativa y Cap de Vol son dos pecios importantes por su cargamento y por las técnicas de construcción naval: Cala Cativa I y Cap del Vol, los dos hundidos en el municipio de Port de la Selva.

PROTECCIÓN JURÍDICA ANDALUZA
Unesco también ha señalado como ejemplar la legislación desarrollada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, que reaccionaba ante la amenaza que vive el patrimonio arqueológico subacuático, tanto por actividades ilícitas como legítimas que pueden llegar a afectarle de manera negativa. Una Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía, creaba las figuras «Zonas Arqueológicas», en los espacios claramente delimitados en los que se ha comprobado la existencia de restos arqueológicos de interés relevante. Y «Zonas de Servidumbre Arqueológicas», en aquellos espacios claramente determinados en los que se presuma, fundadamente, la existencia de restos arqueológicos y se considere necesario adoptar medidas precautorias.

Pero no es un proyecto arqueológico, sino que Unesco elogia esta buena práctica que del ámbito regulatorio y de protección y que podría complementar los proyectos arqueológicos que, sin duda, en un futuro no muy lejano podrían plantearse para conocer el patrimonio de uno de los mares con más pecios del mundo.
(Fuente: ABC)

30 de enero de 2017

Documentan un pecio del imperio romano en aguas de Cabrera (Baleares)

Según los técnicos se encuentra en muy estado de conservación y naufragó con una carga de más de 2.000 ánforas de garum entre los siglos III y IV d.C.
Las ánforas contenían la célebre salsa romana del garum. FOTO: IBEAM / JORDI CHIAS
El Instituto Balear de Estudios de Arqueología Marítima (IBEAM) ha dado a conocer uno de los hallazgos más importantes de los últimos tiempos al encontrar un barco de la antigua Roma que naufragó en aguas de la isla de Cabrera hace más de 1800 años. El barco de forma ovalada medía 15 metros de largo por 10 de ancho. Se desconocen las causas del naufragio y el destino de la nave, que pudo zarpar del Norte de África.
El hallazgo en un principio se debió a que los pescadores locales de la isla de Mallorca, en busca de nuevos caladeros, navegaron en los límites exteriores de la delimitación del Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera encontrando en sus redes restos de ánforas, avisando al IBEAM.

"MASA" ENORME DE ÁNFORAS
En ese momento se puso en marcha un proyecto para averiguar si existían indicios más claros de la existencia de algún naufragío en la zona. Utilizando robots submarinos para rastrear los fondos marinos del parque nacional al final dieron con una masa enorme de ánforas que posteriormente díó lugar, tras varias inmersiones, al hallazgo de una nave mercante que aseguran pertenecería a la época de la antigua Roma.

Si el hallazgo en si para la arqueología marítima a nivel nacional e internacional es ya un éxito, más lo ha sido al detectar el buen estado de conservación del pecio, que conserva entre un millar y dos millares de ánforas de diversos tamaños, que hace pensar que el barco transportaba garum, una salsa elaborada de tripas y otras partes del pescado que era un producto muy demandado por la sociedad de la antigua Roma.

En las inmersiones participaron el buceador, apneista y fotoperiodista Jordi Chias, uno de los más grandes referentes en la fotografía submarina de España y Joseba Alberdi, un excepcional buceador técnico que ayudó a Chias en las inmersiones en las que captaron casi dos mil fotos para documentar este naufrágio romano inexplorado al que denominaron Cabrera XIV.


PARQUE NACIONAL MARÍTIMO-TERRESTRE
El Parque nacional marítimo-terrestre del Archipiélago de Cabrera está situada al sur de la isla de Mallorca y consta de una serie de islotes de gran valor natural.

Debido a su aislamiento es zona de refugio de aves marinas y especies endémicas. En sus fondos encontramos enormes extensiones de posidonia oceánica que soportan gran parte del peso de la gran vida que existe en este espacio protegido.

Así mismo, desde la antiguedad, esta isla era utilizada como refugio en los temporales y es por ello que ahora encontremos tantos indicios de arqueología marítima en la zona.

15 de noviembre de 2016

Localizan un pecio romano del S. I en aguas de Girona

Arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (CASC), con el submarino Ictineu3, han localizado cerca de las Islas Formigues un pecio romano imperial, seguramente de la primera mitad del siglo I dc, que transportaba caldo de pescado y es el mejor conservado en Cataluña de esta época.
El esqueleto del barco está formado por la quilla y las cuadernas. FOTO: CASC
Los arqueólogos, gracias al apoyo del submarino, han podido trabajar en inmersiones largas a una profundidad superior a los 40 metros, lo que les ha permitido valorar el estado de conservación del barco, su interés científico y recoger los datos necesarios para planificar una campaña de excavación arqueológica en un futuro.

El director del CASC, Gustau Vivar, ha explicado que tenían noticias de este pecio gracias a un buzo de Vic y a un pescador de Palamós, pero que nunca se había excavado por su profundidad y, en este sentido, ha avanzado que empezarán a trabajar en este pecio la campaña que viene y que estarán en ella durante varios años.

GARUM DE LA BÉTICA
Según Vivar, este tipo de barcos acostumbraban a proceder de la Bética, actual Andalucía, y transportaban la mercancía, que podía ser variada, hacia Marsella o llegaban a Narbona y desde allí la repartían por el Mediterráneo.

En estos momentos se desconoce si barco iba o volvía y cuál era exactamente su cargamento, aunque lo que sí que se ha hallado son unas 37 ánforas, que los expertos creen que siguen estibadas correctamente dentro de la bodega del barco, siguiendo la estructura de madera.


Según ha explicado Vivar, los barcos de este tipo acostumbraban a ser muy grandes para llevar grandes cargas de entre 1.000 y 2.000 ánforas, pero sólo se podrá saber al excavarlo.

Los arqueólogos han constatado al destapar el tapón de corcho y cerámica de una de las ánforas -envueltas algunas de ellas en redes de pescadores y colonizadas por algas- que al menos una conserva en su interior el caldo de pescado convertido en una pasta.

  • A falta de confirmar con la excavación, creen que se trata del cuarto pecio imperial localizado en el Mediterráneo que transportaba caldo de pescado de la Bética.
La campaña se ha desarrollado entre Sant Feliu de Guíxols y Palamós, y el Ictineu3 ha permitido navegar 12 km bajo el agua y más de 8 horas y media, visualizando el fondo marino y estar horas sobre el pecio ya que, debido a su profundidad, los buzos por sí solos no podrían haber estado más de media hora seguida.

CARTA ARQUEOLÓGICA
El objetivo de los trabajos de esta campaña ha sido localizar yacimientos nuevos, no inventariados en la Carta arqueológica subacuática catalana, y relocalizar y revisar yacimientos ya conocidos, tanto para valorar su estado de conservación como la posibilidad de realizar campañas de excavación arqueológica subacuática en un futuro.

840 PECIOS LOCALIZADOS
Así, en el trayecto con el submarino tripulado, han podido localizar en total 9 pecios, 5 a poca profundidad y 4 a mayor fondo, 5 de ellos en esta campaña, que se suman al inventario de yacimientos conocidos en el litoral catalán, que ya asciende a 840.

Hasta el momento se cuenta con un equipo de una decena de expertos catalanes y otros tantos internacionales formados para este tipo de inmersiones arqueológicas a grandes profundidades.

(Fuente: EFE)

8 de julio de 2016

Hallan los posibles restos de la ciudad romana de Sucro en Cullera (Valencia)

El descubrimiento casual realizado por dos instructores de buceo podría relacionarse con la existencia del Portum Sucrone que relatan las fuentes clásicas al referirse a la desembocadura del río Júcar, y que hasta la fecha es de paradero desconocido. 
El emplazamiento de Portum Sucrone lo han disputado históricamente Cullera, Albalat de la Ribera, Alzira y Sueca
La existencia del puerto de la mítica ciudad romana de Sucro (Portum Sucrone) en el entorno de Cullera parece encontrar una nueva y clara evidencia. El ayuntamiento afirmó que «un extraordinario hallazgo arqueológico apunta a la existencia de esta infraestructura en la bahía del municipio o bien en su entorno».

Un gladium o espada romana, un busto metálico partido, gran cantidad de restos de ánforas (bordes, cuellos, panzas, asas, pivotes), como mínimo ocho cepos (anclas romanas) y dos de almirantazgo, lo que parecen ser tablones de madera descompuesta, piezas metálicas de difícil catalogación o material de construcción, entre otros restos, configuran parte del tesoro que alberga el fondo marino cullerense. Todos ellos parecen corresponder a la época clásica romana.

DESCUBRIMIENTO CASUAL
El descubrimiento lo hicieron por casualidad en diciembre los instructores de buceo cullerenses José Puig Olmo y Óscar Pellicer Alonso mientras estaban realizando una inmersión. Ambos observaron lo que parecían ser pequeños restos de ánforas, pero que dada la mala visibilidad de área (entre 10 y 30 centímetros) y el oleaje de mar de fondo, además del lodo subsistente de la pantanada de 1982, no pudieron concretar la zona ni el rumbo.

Desde aquella fecha los dos instructores del Centro de Buceo Delfín de Cullera intentaron volver a localizar la zona aplicando técnicas específicas subacuáticas de búsqueda y localización. Su objetivo era determinar si se trataba de restos de escasa entidad y aislados o de mayor envergadura. Durante más de 20 inmersiones 'de combate' -como se denomina a aquellas que se efectúan en duras condiciones- les resultó imposible volver a divisar los restos.

ALTA CONCENTRACIÓN DE MATERIALES
Finalmente, el 8 de diciembre, casi por pura casualidad y gracias a que había una visibilidad medianamente aceptable (alrededor de dos metros), dieron de nuevo con los restos y ante su sorpresa comprobaron que se trataba de una zona de alta concentración de material arqueológico de toda índole.

La información fue comunicada al arqueólogo municipal Kike Gandía Álvarez a quien mostraron las fotos. Éste aconsejó posicionar la zona del hallazgo mediante un GPS desde la superficie cuando fuera posible, mantenerlo todo con la máxima confidencialidad y realizar más fotografías, lo que precisaba de nuevas inmersiones que dada la época invernal fue difícil pese a los reiterados intentos que hicieron los dos instructores. El pasado abril volvieron a encontrar una mejora en la visibilidad y posicionaron la zona con un GPS. Gandía ha emitido un informe en el que deja claro que «nos encontramos ante un hallazgo arqueológico de una singularidad excepcional y de una potencialidad arqueológica enorme». El documento defiende que «con toda probabilidad se trate de un área de fondeo, lo que podría relacionarse sin duda con la existencia del Portum Sucrone que relatan las fuentes clásicas al referirse a la desembocadura del río Júcar, y que hasta la fecha es de paradero desconocido».

De la magnitud del hallazgo se ha dado debida cuenta a la Jefa de Arqueología Subacuática, Asunción Fernández, así como a las autoridades municipales, con el alcalde Jordi Mayor a la cabeza.

"ALGO MÁS QUE UN SIMPLE CARGAMENTO"
El primer edil aseguró ayer que el hallazgo puede suponer «un hito no sólo para Cullera sino para la Comunitat Valenciana y España, ya que todo apunta a que los restos encontrados desvelan algo más allá de un simple cargamento perdido. De confirmarse la presencia del Portum Sucrone frente a las costas de Cullera, nuestra ciudad recibirá un empuje turístico importante». Al respecto, Mayor dejó claro que «vamos a luchar para que ese patrimonio se quede en Cullera y sea visitable».

Por último, el primer edil felicitó a los autores del hallazgo: «Su aportación a la historia de Cullera y su trabajo desinteresado por nuestra ciudad es impagable y nos sentimos muy orgullosos de todo lo que están realizando para recuperar nuestro fondo marino y el rico patrimonio que éste alberga».

Por su parte, Puig manifestó que un hallazgo de estas características es algo «sorprendente y único» y sostiene que probablemente es la primera vez que un instructor de buceo de la Comunitat Valenciana haya tenido la oportunidad de realizar un descubrimiento de estas características.

EN EL MUSEO DE CULLERA
El responsable del Centro de Buceo Delfín Cullera ha puesto a disposición del consistorio sus medios para ayudar en las prospecciones arqueológicas del hallazgo como ha hecho hasta la fecha en la extracción de cepos y estudios con la universidad de forma desinteresada a cambio de que lo encontrado se quede en el museo de Cullera.

Este descubrimiento, finalizaron desde el Ayuntamiento de Cullera, es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años y puede ayudar a averiguar, si no de forma definitiva, al menos con mayor precisión, dónde estaba Portum Sucrone, la ciudad romana más importante de la comarca de la Ribera y cuyo emplazamiento se han disputado históricamente Cullera, Albalat de la Ribera, Alzira y Sueca, si bien también es posible que el Portum (o Puerto) esté en Cullera y Sucro pudiera ubicarse en la misma ciudad o más hacia el interior.

(Fuente: Las Provincias / Manuel García)

3 de mayo de 2016

Recuperan un pecio del siglo XIX en Benalmádena para evitar su expolio

Se trata de 'La Isabella', un bergantín inglés que transportaba estatuas de mármol italiano y se hundió junto a las playas de Benalmádena (Málaga).
Un momento del rescate de los restos frente a la costa de Benalmádena. FOTO: GUARDIA CIVIL.
La noche del 4 de marzo de 1855 el fuerte temporal que azotó el mar hizo naufragar al bergantín inglés 'La Isabella' frente a las costas de Benalmádena. En su interior, la nave albergaba estatuas de mármol italiano que trasladaba hasta Calcuta con el fin de ornamentar alguna mansión de dicha ciudad de la India. Ahora, los restos arqueológicos del pecio han sido recuperados por la Guardia Civil por el alto riesgo de expolio que sufrían las piezas.

La Guardia Civil, en colaboración con personal del Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y agentes pertenecientes al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Benemérita, fueron los encargados de recuperar el tesoro marino que albergaba el pecio, protegido jurídicamente y catalogado como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía desde al año 2009, según informó la Subdelegación del Gobierno en un comunicado.

LAS CORRIENTES DEJARON EL PECIO AL DESCUBIERTO
La decisión de actuar en este momento se adoptó debido a que las corrientes marinas de las últimas semanas en la zona y el consiguiente movimiento del fondo, dejaron ver con claridad los restos con el evidente peligro de expolio que ello suponía. El pecio se encontraba sumergido a ocho metros de profundidad, siendo accesible para cualquier submarinista, por lo que los agentes consultaron con la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de Málaga y con el Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, la posible extracción de las piezas para evitar que fueran expoliadas.

Bajo la supervisión de arqueólogos-buceadores del dicho instituto, los guardias civiles extrajeron dos círculos de mármol de 1,50 metros de diámetro, un peldaño de pizarra de 1,50 metros de longitud, varias losetas y un clavo de bronce de 0,50 metros de longitud. Debido al elevado peso de algunas piezas, los efectivos actuantes tuvieron que utilizar globos de reflote para elevarlos a la superficie.

Los restos arqueológicos fueros puestos a disposición de la Autoridad Territorial de Cultura de Málaga, realizándose nuevas mediciones y una actualización del estado del pecio, añadieron en la nota de prensa.

(Fuente: Diario Sur)

27 de enero de 2016

Descubren un depósito de restos arqueológicos de los siglos XVII-XIX en Ribadeo (Lugo)

Anclas, jarrones, vasijas, piezas de cerámica e, incluso, una escudilla «intacta» forman parte del hallazgo realizado por los buzos de la Armada. Todas las piezas están datadas entre los siglos XVII y XIX. Los responsables de la intervención aseguran que "no hay constancia de ningún pecio en la zona".
Algunas de las piezas recogidas durante la intervención. FOTO: LA VOZ DE GALICIA.
La ría del Eo sigue deparando sorpresas. Buzos de la Armada iniciaron ayer los trabajos para analizar los restos arqueológicos hallados en el fondo arenoso a unos ocho metros de profundidad bajo el Puente de los Santos. Estos restos, que en un principio se creía que podrían pertenecer a un pecio, corresponden en realidad a varios barcos hundidos en la zona entre el siglo XVII y mediados del XIX. Así lo dio a conocer el arqueólogo subacuático encargado de la inmersión, Miguel San Claudio, quien añadió que «son restos de importancia arqueológica» y que podrán ayudar a profundizar en el estudio de las diferentes naves que alberga la ría.

En este nuevo punto donde se acumulan las piezas encontradas han aparecido restos de madera de grandes dimensiones, así como vasijas, jarrones y diversas cerámicas que aparentemente se encuentran en muy buen estado ya que algunas conservan incluso su color original. Entre los objetos destaca un plato de porcelana inglesa que conserva el sello de fabricación. «Tenemos que estudiar de dónde procede», señaló San Claudio.

Miguel San Claudio en el momento de una de las inmersiones.
FOTO: EL COMERCIO.

Los submarinistas han podido observar además lo que a primera vista parece un cañón lanzacabos, un frasco de cristal de un botiquín de uno de los navíos, así como varias anclas que tienen ciertas particularidades. Por ejemplo una de las anclas es fija, por lo que se podría haber utilizado en el cargadero de mineral que se encuentra en la ría. Además hay dos anclas admirantadas, uno de ellas es antigua, y la otra está modificada.

A UN MUSEO DE PONTEVEDRA
En este nuevo tesoro submarino no solo hay restos, sino también objetos que están en perfecto estado sin ningún tipo de rotura o deterioro. Es el caso de una escudilla que, según el arqueólogo subacuático, está «intacta» y que probablemente se le cayó por la borda a algún marinero. Además han conseguido rescatar varios platos enteros, procedentes de la vajilla de algún galeón, y que contienen dibujos que pueden ser muy interesantes para darán a conocer su procedencia. También han extraído de la ría tres botijas que se utilizaban entonces para el transporte de diversas mercancías, como aceites, agua o aceitunas.

Todos los objetos fueron inventariados utilizando técnicas de exploración y métodos no destructivos, realizaron fotografías e inspecciones visuales. Gran parte ellos fueron recuperados ayer para evitar su expolio y trasladados por parte de la Consejería de Cultura gallega, a través de su dirección general de Patrimonio Cultural, al Museo Masso de Bueu en Pontevedra.

DESALINIZAR LOS RESTOS
Los expertos que ayer realizaron la inmersión en la zona del hallazgo tendrán que desalinizar los restos para posteriormente proceder a su estudio y conocer con detalle la procedencia de los mismos.

Miguel San Claudio, arqueólogo encargado de la inmersión aseguró que «no hay presencia de un pecio», aunque la inspección realizada ha permitido descubrir una gran cantidad de material arqueológico en un nuevo punto que permitirá conocer nuevos detalles de la historia de la ría del Eo.

Estos restos fueron descubiertos por los buceadores del Centro de Actividades Subacuáticas Costa de Lugo, que realizaron una inmersión para despedir el año 2015, durante las pasadas navidades, encontrándose con el tesoro. Los buzos, que ya son conocedores de que «la ría está repleta de embarcaciones hundidas», alertaron a la Xunta de Galicia cuando pudieron ver estos restos de importante valor arqueológico. Julio Vázquez, encargado del Centro de actividades subacuáticas del Club Náutico de Ribadeo, cree que este hallazgo fue posible ya que «los temporales marítimos de finales de año hicieron aflorar estos restos», que hasta ahora estaban tapados por la arena, y de los que no se tenía constancia.